Opinión

Esto no puede quedar así

El Ayuntamiento de Barcelona en su conjunto era una fosa séptica de financiación irregular. No obstante, y a pesar del impacto que ha provocado la intervención a gran escala de la Guardia Civil, supone el descubrimiento de una verdad predecible. OKDIARIO ya había publicado el pasado mes de mayo los documentos que identificaban al ex alcalde de la ciudad Xavier Trias como titular de varias cuentas en la Union de Banques Suisses. Una investigación con recorrido histórico que llegó por primera vez a las páginas de un diario en octubre de 2014. Entonces, El Mundo informó sobre la existencia de un informe policial que concretaba la numeración de una cuenta en el país helvético a nombre del propio Trias. Dicha cuenta tuvo hasta 12,9 millones de euros. Por lo tanto, y más después de los últimos acontecimientos, se hace imprescindible que la justicia lleve sus averiguaciones sobre el ex primer edil de la ciudad condal hasta las últimas consecuencias.

A tenor de estas detenciones, Trias era sólo la punta del iceberg de un hábito delictivo que carcomía lo más profundo de las estructuras consistoriales y donde estaba implicada su plana mayor. El ex teniente de alcalde Antoni Vives, el presidente del Puerto desde 2011, Sixte Cambra, y el ex tesorero de CDC Andreu Viloca son prueba de ello. Las nuevas averiguaciones sobre la célebre ‘trama del 3%’ descubre, aún más si es posible, la desvergüenza gestora de ese nacionalismo de licitaciones públicas y contratos amañados. Germen político, económico e ideológico de las dinámicas golpistas actuales que tratan de romper la unidad de España. Esos mismos que con constantes amenazas intentan chantajear al Gobierno de Mariano Rajoy. Afortunadamente, la voluntad del presidente y de todo su Ejecutivo no puede ser más sólida. Frente a las veleidades de los secesionistas: ley, ley y más ley. Diálogo, sí. Pero sin olvidar que, ante cualquier desafío extremo, está el poder de la Constitución y su artículo 155. Las detenciones de este jueves desmontan una vez más la mentira sobre la que se asienta el independentismo catalán. Ahora es el turno de la justicia.