Opinión

España es de todos los españoles: el domingo tenemos una cita en Barcelona

A la vista de lo que ha venido ocurrido durante los últimos años y que ha cristalizado en una tremenda violencia que ha asolado las calles de Cataluña parece necesario recordar algunos principios democráticos básicos. El primero y principal es que España es de todos los españoles. El segundo es que no existe democracia sin Estado, sin ciudadanía y sin ley.

Es por eso que todos los españoles sin excepción debemos involucrarnos directamente en la resolución de la crisis democrática e involucionista que se ha asentado en Cataluña con la inspiración de las autoridades catalanas y la protección del Gobierno de España. Sí, la protección del Gobierno de España, porque la desidia es complicidad; y la complicidad termina siendo una eficaz forma de protección de aquellos que se saltan las leyes y secuestran las libertades de los ciudadanos.

De igual modo que nos hemos negado a que unos pocos españoles decidan sobre lo que nos compete a todos, excluyendo de la decisión a los españoles que no somos catalanes y presionando violentamente a los catalanes que se saben ciudadanos españoles y no quieren renunciar a serlo, hemos de rechazar las pretensiones de quienes aún hoy intentan que no opinemos o no actuemos junto a nuestros conciudadanos de esa parte de España que se llama Cataluña.

Los separatistas –hoy ya delincuentes condenados por sediciosos y corruptos– han venido reclamando el privilegio antidemocrático de decidir a quien convertirán en extranjeros en su propia tierra. Los sediciosos pretenden abolir la ciudadanía y convertir a todos los catalanes en parte de una tribu rodeada por muros que los excluyan y separen del territorio democrático español y europeo.

Ante esta grave crisis democrática hemos de recordar que es un deber de todos y cada uno de nosotros defender la España democrática. Que nuestro deber va más allá de actuar “solidariamente” con los catalanes que sufren desde hace mucho tiempo el abandono del Estado, el adoctrinamiento en el odio y en la mentira y el acoso a sus hijos en los centros educativos, la propaganda antidemocrática de los medios de comunicación públicos, el hostigamiento en los comercios, en las vías públicas, etc. El deber de todos los españoles de bien es actuar para reconquistar las libertades que les han sido arrebatadas a nuestros conciudadanos por la acción del gobierno despótico de Cataluña y la inacción del Gobierno de España.

Lo que les está ocurriendo a nuestros conciudadanos en Cataluña es su tragedia y es nuestro problema. No es “solidaridad con” lo que el deber nos reclama: es acción común. Los discursos no son suficientes cuando se están levantando fronteras entre familias, entre amigos, entre conciudadanos. Herta Müller, la ensayista y poetisa rumano-alemana, definió con enorme crudeza lo que significan las fronteras para la vida de las personas: “Las fronteras no tienen nada de fascinante y sí mucho de aterrador”.

Aterrador, sí. Aterrador es ver árboles colocados sobre las vías del tren; aterrador es ver a ciudadanos apaleados por querer llegar a su destino; aterrador es ver cómo queman contenedores en las calles, cómo cortan carreteras, cómo consiguen que se anulen más de 200 vuelos, cómo cercan el Puerto de Barcelona, cómo acosan y derriban a una ciudadana por llevar una bandera de España, cómo acorralan y apalizan a una policía en el suelo. Es aterrador ver a un  padre con su hijo en brazos huyendo del humo de un incendio provocado; es aterrador ver cómo disparan cohetes a un helicóptero de la policía; es aterrador ver cómo saquean comercios…

Urge reclamar al Gobierno de España que active el 155 de la Constitución para parar la sublevación de un gobierno despótico que ha organizado una violencia extrema e instalado en Cataluña un estado de excepción que excluye la sociedad plural y democrática. Urge reclamar al Gobierno de España que aplique la Ley de Seguridad Nacional para que los Cuerpos y Fuerzas del Seguridad del Estado definan la estrategia para garantizar la seguridad y las libertades de todos los catalanes. Urge reclamar al Gobierno de España que deje de llamar “problemas de orden público” a la insurrección violenta que se está produciendo en Cataluña y que busca convertirse en un enfrentamiento civil.  

Sí, hemos de exigir todo eso y más al Gobierno de España. Pero, y nosotros, ciudadanos españoles, depositarios de derechos y deberes consagrados en nuestra Constitución, ¿qué otra cosa podemos hacer? Lo que ocurre es demasiado grave como para dejarlo solo en manos del Gobierno; además nosotros también tenemos obligaciones como ciudadanos que somos. Nuestro deber es actuar junto a nuestros conciudadanos catalanes, junto a todos esos españoles a quienes los golpistas y sediciosos quieren convertir en extranjeros en su propio país.  No debemos olvidar que si los golpistas consiguieran convertir en extranjeros a los catalanes que no son independentistas también nos convertirían en extranjeros en Cataluña a todos nosotros, al resto de españoles.

La ventaja de quienes no somos nacionalistas es que en cualquier parte de España estamos en casa. Bueno, pues actuemos en consecuencia. Ahora es nuestro deber ir Cataluña para defender la ciudadanía junto a los catalanes que proclaman que no quieren dejar de ser ciudadanos, que no quieren dejar de ser españoles. Es nuestro deber llenar las calles de Barcelona de ciudadanos catalanes, vascos, gallegos, madrileños, andaluces, asturianos, murcianos, valencianos, castellano leoneses, ceutíes, riojanos, cántabros, navarros, aragoneses, castellano manchegos, extremeños, canarios, baleares, melillenses… Todos españoles, todos europeos. 

Todos los españoles de bien hemos sido convocados para salir a las calles de Barcelona el próximo domingo día 27. Es nuestro deber estar allí con nuestra gente; es nuestra tierra, es nuestra democracia. Yo voy a ir, ¿y tú?