Opinión

El error de convocar elecciones tan pronto

La dictadura independentista revestida de aparente democracia continuará en Cataluña a pesar del triunfo histórico de Inés Arrimadas. La candidata de Ciudadanos se ha impuesto en votos —más de un millón— y en escaños —37— para superar de manera arrolladora los 25 diputados que consiguió en 2015. Una cifra que, a pesar de que supuso el espaldarazo definitivo de la formación naranja, queda en nada al lado del hito conseguido este jueves: es la primera vez que un partido constitucionalista gana en la región. Lo dramático, tanto para los catalanes como para el resto de España, es que la victoria no servirá para formar gobierno entre fuerzas leales a la legalidad vigente. Entre los muchos motivos de este triunfo con final agridulce destaca el error de convocar tan pronto los comicios autonómicos. Un entramado social, educativo y civil como el que han ido labrando año tras año los sediciosos durante casi cuatro décadas no puede desmantelarse, por muy oportuna que fuera la aplicación del artículo 155, en tan sólo 54 días. Menos aún cuando los sediciosos siguen controlando los principales medios de comunicación de la comunidad autónoma y a través de ellos difunden su propaganda falaz.

Un periodo tan corto ha condicionado sin duda la capacidad de los grandes partidos nacionales para hacer una campaña más oportuna. Del mismo modo, los golpistas han aprovechado el reciente encarcelamiento de sus líderes para convertirlos en mártires y así sacar rédito político de una ilegalidad. Algo que, por mucho que nos pese a todos los que creemos en la ley, ha sido un indiscutible éxito en las urnas. A excepción de la CUP, cuyas veleidades los han dejado con sólo cuatro representantes, los otros partidos rupturistas han conseguido sacar más votos por separado que juntos. En el caso de Junts per Catalunya, además, han logrado consolidar su posición frente a ERC. Como bien apunta la catedrática de Derecho Constitucional Teresa Freixes en su artículo de OKDIARIO: «¿Cómo es posible que haya tanta gente en Cataluña que voten una opción cuyo líder es un prófugo de la justicia? Por increíble que sea, el caso es que ha sucedido. No obstante, los independentistas no deberían celebrarlo tanto. Puigdemont debe ser arrestado en cuanto ponga un pie en España y Junqueras sigue en la cárcel, amén de que la causa por rebelión, sedición y malversación aún pueda tener más implicados, incluidos algunos integrantes de las listas.

De los resultados destaca de manera insoslayable el fracaso de los dos grandes partidos: PP y PSOE. La formación de Xavier García Albiol tendrá que hacer un profundo ejercicio de reflexión y renovación, ya que han sido incapaces de conectar con el electorado hasta el punto de reducir su representación a unos pírricos tres diputados. Y aunque no ha sido un descalabro tan grande, los cierto es que el socialista Miquel Iceta también ha cosechado una derrota sin paliativos. El segundo peor resultado en la historia de la formación en Cataluña. Esto ha de servir como aviso a Pedro Sánchez: el PSOE sólo volverá a ser grande si va de la mano de la Constitución. Experimentos como el de Iceta, que por momentos parecía el más independentista entre los independentistas, no les da resultado ni siquiera a corto plazo, además de traicionar los principios de su partido en el resto de España. No se puede jugar a gran formación de Estado en Madrid, y a pseudoindependentista en Cataluña. Los golpistas nunca los votarán y su electorado en el resto de comunidades puede retraerse en próximos comicios. Lamentablemente, estas elecciones sólo han servido para volver al punto de partida de una sociedad partida por la mitad. El Gobierno tendrá que hacer un esfuerzo extra para que la legalidad no vuelva a convertirse en una filfa en manos secesionistas. Los catalanes han desaprovechado una ocasión única de enterrar en el pasado un contexto inacabable de represión, ruina y adoctrinamiento.