Opinión

Enfrentando a Trump (III): Misión en Alaska

El resultado de la reunión en Alaska no necesita mucha hermenéutica: respecto de la guerra, solamente se ha presentado una versión de los hechos y, en consecuencia, solamente se ha planteado una solución. Haciéndolo corto: la delegación del Kremlin ha impuesto su discurso victimista de las regiones rusófilas, de la persecución de la población y la prohibición del idioma ruso, y de la potencial amenaza a su territorio por parte de una Ucrania fascista y belicista integrada en la OTAN o en la Unión Europea; en consecuencia, la propuesta de la que se trató es la del Memorándum ruso, que incluye la entrega íntegra del Donbas y el reconocimiento de Crimea como territorio ruso, la desmilitarización de Ucrania y el bloqueo permanente de su incorporación a las organizaciones de defensa o políticas occidentales. Es decir, aunque Putin se avino a una partida de Texas Hold’em con Trump, se ha jugado con su baraja marcada y se ha aceptado su All-In.

Putin ni se cree la suerte que ha tenido con la llegada de un presidente de los EEUU que prioriza sus propios intereses, y después un poco los de su país, y que, por supuesto, no siente ninguna obligación ni con los socios tradicionales ni con principios democráticos como el respeto a los tratados y al derecho internacional, y por ende a la soberanía de los estados y a su integridad territorial. El premier ruso, que desde la invasión de Ucrania en 2022 era un apestado para la comunidad internacional, ha conseguido la rehabilitación, no solo para él, sino para la versión más autárquica e imperialista de una Rusia cuasisoviética.

Por eso es más que puro simbolismo el que el ministro de Exteriores ruso luciera un jersey con el acrónimo de la URSS… ¡y en territorio americano! La verdad es que el zorro plateado Lavrov y su grupo de halcones hacen aparecer el cierto amateurismo con que se desempeña la delegación americana encabezada por el secretario de Estado Marco Rubio.

En el otro lado, y al contrario de lo que pudiera pensarse, Ucrania no ha comparecido en Anchorage, ni siquiera de manera vicaria. Zelensky, además de ver como se debatía sobre el futuro de su país sin estar él presente (otra aspiración colmada de Putin), ha comprobado que nadie ha llevado a Alaska su agenda: la no renuncia de Ucrania a su soberanía y a su territorio, la propuesta de un alto el fuego, la exigencia de garantías de seguridad y, en definitiva, la búsqueda de una paz justa y duradera.

Y seguramente el presidente ucraniano no va a tener otra salida que aceptar, en todo o en casi todo, la propuesta de Putin; y no por las operaciones bélicas y el avance actual de las tropas rusas, o porque la situación y las exigencias de la población no le dejen otra opción, sino porque Trump le obligará a ello con la amenaza de retirarle las ayudas, en dólares o material, que mantienen su esfuerzo de guerra. ¡Mejor perder mucho ahora sobre la mesa de negociación que perder todo después sobre el terreno!

Pero si lo que ha pasado en Alaska no necesita interpretarse, lo que no se entiende de forma tan clara es el papelón de Trump. Después de la complicidad con Putin, actuando como un Miguel Strogoff de sus exigencias, la reunión de Washington no deja de ser simple posibilismo.

Queremos pensar que él es quien saca la cabeza entre las nubes y puede ver lo que no vemos los demás, y que, en este caso, está evitando un enquistamiento del conflicto que no beneficia a nadie. O pensar que es el descomunal déficit fiscal el que obliga al presidente americano a ir reduciendo su ingente gasto, y estaríamos entonces ante el intento de acabar rápidamente con una guerra que en el medio plazo no va a poder seguir costeando.

Pero, por ahora, en su buscada labor de mediador se está mostrando como un perfecto diletante, un amateur que se cree el gran negociador, que se muestra fuerte con el débil y que cuando se sienta con los rusos únicamente les dice lo que quieren oír. Así, el candidato (de él mismo) para el Premio Nobel de la Paz casi ha acabado con todas las guerras: casi con la de Gaza, casi con la de Ucrania, casi con la de…