Que se aprendan también la legislación de la UE

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El lider de Podemos, Pablo Iglesias,c., el ex JEMAD Julio Rodríguez -número dos de Podemos por Zaragoza-,d.,y Carolina Bescansa, a su llegada al hotel de Madrid donde participaron hoy en un desayuno informativo (Foto: Efe)

Uno de los muchos peligros del populismo es que sus mantras suelen estar asentados sobre argumentos falaces. Lo más grave es cuando esas mentiras colonizan el programa electoral para intentar vencer en unas elecciones. Este es el caso de Podemos y su promesa de aplicar un IVA al 25% sobre los productos de lujo. Idea que Pablo Iglesias enarbola como si fuera la solución definitiva para salir de la crisis pero que carece de verosimilitud. Ese impuesto «sobre los yates», como lo ejemplifica para mayor gloria de la demagogia, es una promesa sencillamente imposible por parte de este falso Robin Hood de la política.

Imposible porque la UE lo prohibe en su normativa comunitaria desde 2006. Por lo tanto, para que la idea de Podemos al respecto del lujo fuera realizable, tendrían que gravar con ese mismo porcentaje cosas como la ropa o un aspirador. Dentro de ese conjunto de propuestas como homenaje a la ignorancia más supina, los podemitas también proponen aplicar el tipo reducido del 10% a suministros como la calefacción, el gas o la electricidad. Todos ellos no permitidos por dicha directiva comunitaria que es la que rige el conjunto de los Estados miembros de la Unión Europea. Además, y por si fuera poco disloque, resulta curioso que existiendo otros servicios importantes que sí podrían acogerse al IVA reducido —reparación de viviendas privadas, cuidados profesionales a niños y enfermos así como ayudas a ancianos— ninguno de ellos aparezcan en el programa electoral de los morados.

A diez días para las Elecciones Generales, parece ya demasiado tarde como para que los gerifaltes de Podemos pongan los codos sobre la mesa para adquirir alguna mínima noción real sobre asuntos tan importantes como la economía y la legislación que articula Europa. Más aún si tenemos en cuenta que han sido eurodiputados antes que candidatos al Congreso y que tras tanto viaje a Bruselas no se les ha pegado absolutamente nada. No obstante, Pablo Iglesias, quien tan ufano habla de sus matrículas de honor en cualquier programa televisivo, debería de repasar su propio credo electoral para dejar de hacer el ridículo. El hombre que citaba a Antonio Gramsci o Karl Marx con la petulancia de quien carece de ideas propias, se ha mostrado en las últimas fechas como un océano de desconocimiento que igual se lía con Immanuel Kant que rebautiza con macarrónica dicción la consultora PricewaterhouseCoopers.

Si, como parece, van a conseguir representación en el Congreso, tanto él como el resto de miembros de su partido harían bien en escuchar a los que saben en materia económica, dejarse aconsejar y, sobre todo, estudiar. Estudiar para vivir una vida más plena, para ser mejores políticos pero, sobre todo, estudiar para que no parezca que, con este tipo de chapuzas, el único interés que los alimenta es el voto por el voto y, sobre todo, engañar a quien haga falta para tratar de conseguirlo.

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