Dinero público al servicio de la impunidad de unos pocos
Mano dura ante cualquier irregularidad. Es la fórmula a la que debe recurrir Pablo Casado para asentar de manera perdurable su liderazgo al frente del PP. La nueva dirección de Génova 13 debe ser inflexible con los numerosos casos que han lastrado su credibilidad en los últimos años. La renuncia de María Dolores de Cospedal a todos sus puestos de responsabilidad tras aparecer en los audios con el comisario Villarejo ha sido un buen inicio. Cospedal que, por otra parte, ha conjugado el verbo dimitir con una considerable carrera política en un país donde nadie practica tan ponderable hábito. No obstante, Casado debe depurar ahora todas las responsabilidades dentro de su partido después de que OKDIARIO haya desvelado que el Ministerio del Interior de la época de Jorge Fernández Díaz sobornó con fondos reservados al chófer de Luis Bárcenas para rescatar documentos comprometedores en poder del ex tesorero.
Estas revelaciones son suficientes como para imputar a muchos de los trabajadores de aquella etapa ministerial. El dinero público no puede servir para proteger la impunidad de unos pocos. Los documentos en posesión de Sergio Ríos Esgueva —conductor de Bárcenas— ponen en entredicho a Javier Arenas, Soraya Sáenz de Santamaría, a la propia Cospedal, a la cúpula de Interior y a la persona que lo ordenara, el señor X de esta operación. El trabajo denodado de la Fiscalía Anticorrupción y de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) ha descubierto los detalles de un caso que puede conllevar delitos como malversación, prevaricación, cohecho y, quizá, incluso cohecho impropio. Tipificados todos ellos en el Código Penal —artículos 420, 404 y del 419 al 427 respectivamente— podrían llevar aparejados penas de cárcel. Por lo tanto, Casado no tiene más remedio que actuar con diligencia e indagar dentro de su partido hasta depurar todas las responsabilidades.
Los fondos reservados son una partida económica anual con la que el Ministerio del Interior debería sufragar operaciones contra el crimen organizado, incluidos narcotráfico y terrorismo. En ningún caso, para pagar tareas espurias como sobornar al ex conductor de Bárcenas, que cobró 48.000 euros en negro. De hecho, estos fondos están regulados por ley desde 1995 para evitar su uso indebido. El escándalo que les descubre en exclusiva este periódico nos retrotrae a la época en la que los socialistas Rafael Vera, Julián Sancristóbal, José María Rodríguez Colorado, Francisco Álvarez y José Ignacio López fueron condenados por apropiarse de distintas cantidades de los fondos reservados para su «enriquecimiento personal». Pablo Casado, cuya honradez es indiscutible, no puede permitir que este caso de corrupción se convierta en una nueva rémora para la imagen del PP, al alza desde que él se ha hecho cargo del partido. Una actuación rápida y sin miramientos es insoslayable.
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