El caudillo, la señora y el ‘hermanísimo’ se descojonan de nosotros
Salvo que uno tenga la desgracia de padecer Alzheimer, recuerda perfectamente no sólo dónde trabaja sino cómo llegó al puesto que ocupa y, obviamente, cómo fue el proceso de selección. En la vida en general, como en el amor en particular, hay cosas que nunca se olvidan. David Azagra no es tonto, tampoco está gagá, y en consecuencia se mofó de la juez Beatriz Biedma hace unas semanas tras haber conseguido un privilegio vetado al común de los mortales: acceder a los juzgados por el garaje. Se hizo un Bego. Eso sí, lo suyo es memoria selectiva: recordaba perfectamente el nombre del hotel en el que se alojó cuando aterrizó en Badajoz más enchufado que un trifásico: «Ilunion [la marca de hospedaje de la ONCE]».
Teniendo como tiene un buen abogado, el correoso Emilio Cortés con el que tuve el placer de debatir en Tele 5 hace unos días, resulta incomprensible que no se hubiera preparado una comparecencia ante la juez de instrucción marcada por diez «no me acuerdo». Con lo cual sólo cabe colegir que, más que de su señoría, que también, lo que hizo fue descojonarse de los 47 millones de españoles y, más concretamente, del millón de extremeños.
El mismo Emilio Cortés demostró en su cara a cara televisivo con un servidor unas dotes para la mentira que nada tienen que envidiar a las de Pedro Sánchez y que harían las delicias del mismísimo Pinocho. Negó por activa y por pasiva que su patrocinado esté pentaimputado, es decir, que sea cinco veces presunto corrupto. Hay que tener la cara más dura que la cubierta de esa central de Almaraz que el Gobierno quiere desmantelar para negar lo obvio, que David Azagra, el alias de David Sánchez Pérez-Castejón, está imputado por un delito contra la Administración, otro contra la Hacienda Pública, uno de malversación, uno más de prevaricación y un quinto de tráfico de influencias. Eso es la verdad, lo demás fake news que a buen seguro no analizará la oficina antibulos de Moncloa. El tal Cortés intentó reírse de los telespectadores pero le paramos los pies. Si viven a costa de nuestros impuestos, sin tan siquiera darnos las gracias, que al menos no se burlen de nosotros.
David Azagra, más que de la juez, que también, se descojonó de los 47 millones de españoles y, más concretamente, del millón de extremeños
Como ocurre con su hermano, todo en David Azagra es mentira. Es mentira el nombre. Es mentira su currículum, no es Zubin Mehta, Von Karajan, Bernstein o Muti sino un pobre diablo musicalmente hablando. A los que nos apasiona la música, a los que la llevamos en la sangre porque descendemos de uno de los más grandes, Isaac Albéniz, nos mató la afición en menos de un minuto al escuchar los primeros compases de la recreación del Elixir de amor de Gaetano Donizetti. Los expertos fueron inmisericordes. «Si el espíritu de Donizetti pululaba entre las bambalinas del Teatro López de Ayala con el estreno de su ópera, a buen seguro que salió pitando y sin despedirse porque la representación fue soporífera y de pésima calidad», apostillaba el crítico local más acreditado, Ángel Guerra. El nivel de desafinación era tan bestia que si Donizetti hubiera resucitado, se hubiera liado a gorrazos con Azagra, eso en el caso de que no le hubiera sobrevenido un fulminante infarto.
Son mentira sus declaraciones tributarias, entre otras razones porque se hizo residente fiscal en Portugal, demostrando no sólo que no todos somos Hacienda sino que es un defraudador confeso. Era mentira también que sea gay, lo cual resultaría ocioso ni de nuestra incumbencia si no fuera porque alguien esparció esta tesis tal vez para ocultar que su mujer, la japonesa Kaori Matsumoto, también fue colocada en una oficina de lucha antiterrorista de la ONU en condiciones nuevamente sospechosas. Sigue el descojono: David y Kaori están casados «en régimen de separación de bienes regulado por el ordenamiento jurídico austriaco». Han leído bien, sí, ¡¡¡austriaco!!! Al parecer, tienen un bebé, bebé del que por supuesto no hay rastro conocido. A lo mejor el bebé es un avatar, quién sabe.
Sánchez ganó las Primarias el 21 de mayo de 2017 y al ‘hermanísimo’ le dieron el cargazo en la Diputación de Badajoz el 29 de junio de ese año
Y trola, y gorda, es la que sueltan en las teles los voceros monclovitas. Juran y perjuran que el trifásico a David Azagra se produjo antes de que su hermano fuera reelegido secretario general en 2017. Bulo. El hermanito del hermanísimo ganó las Primarias el 21 de mayo de 2017 y el puesto de director de la Oficina de Artes Escénicas de Badajoz recayó en nuestro protagonista el 29 de junio de ese año. Como diría aquél, no hay más preguntas, señoría. Como embuste nivel dios fue también la baremación de Azagra y los otros candidatos: a la pareja de Matsumoto le pusieron un 9 y a los otros cinco competidores, que jugaron involuntariamente el rol de comparsas, entre un 5,5 y un 7. La jugada fue maestra. La diferencia de puntuación era tan bestia que ninguno de los rivales protestó. Son golfos pero no tontos. Más despifostie de todos nosotros: el tribunal estaba conformado por cuatro políticos, socialistas todos naturalmente.
Que al hermano del todavía primer ministro le debemos parecer unos pringados de tres al cuarto todos los contribuyentes queda definitivamente claro cuando conocemos que se cogió una excedencia de un año —con un par— entre 2020 y 2021. Debía estar cansado de trabajar y tributar tan poco. La gran pregunta es por qué le permitieron irse de pellas a Tailandia. También se carcajearon de nosotros, contribuyentes, cuando pusieron a un funcionario de Moncloa a asesorar gratis et amore al presunto pentadelincuente. Luis Carrero, que así se llama el pájaro, se cruzaba mails con Azagra en los que le llamaba «hermanito» y en los que soltaba gracias sin gracia: «Te dejo, que atacan los monclovitas».
Que era todo un cachondeo, delictivo pero cachondeíto al fin y al cabo, lo demuestra el incontrovertible hecho de que esta semana quedó desierto el concurso del programa anual Ópera Joven, la joya de la corona de la Oficina de Artes Escénicas que dirige el personaje. Ninguna empresa quiere asociar su nombre al corrupto David Azagra. El hermanísimo optó por renunciar al cargazo que le habían regalado en la Diputación de Badajoz, lo cual por cierto no extingue sus responsabilidades penales, que parecen meridianamente claras.
Al hermano de Sánchez le dieron una puntuación tan alta que con tanta diferencia ninguno de los rivales protestó, son golfos pero no tontos
Más que sus supuestas corruptelas, que también, a Franco, de naturaleza austera, le echaban en cara el comportamiento de su mujer y su yerno fundamentalmente. De Carmen Polo se decía que pasaba por las joyerías de cualquier ciudad española y se iba sin pagar porque daba por sentado que era un regalo. Radio Macuto asegura que cuando la pareja del dictador anunciaba que se pasaría, los propietarios de las orfebrerías se echaban a temblar en lugar de saltar alborozados, que es lo normal cuando te va a comprar un famoso. Desconozco si es maledicencia pero era un secreto a voces. A Cristóbal Martínez-Bordiú, el yernísimo, tipo impecable en el trato personal donde los hubiera, le atribuyeron decenas de trapicheos, desde la importación de Vespas hasta el escándalo Sofindus. Y todo el mundo se cachondeaba de su pericia como cardiólogo: fue el primer español en practicar un trasplante de corazón pero no resultó ser el Barnard español, ya que el paciente se fue al otro barrio a las 24 horas.
La historia se repite de tanto en cuando. El espíritu liberticida y autocrático de Pedro Sánchez le ha convertido ya, por derecho propio, en el Franquito del siglo XXI, en el caudillo de todos los españoles por la gracia de Satanás. Begoña Gómez es la Carmen Polo 3.0: esta última, a la que los medios se referían como «La Señora de Meirás» o «La Señora» a secas, se llevaba joyas por la patilla y nuestra actual segunda dama trinca ilegalmente softwares y másters. De momento no hay yernísimo, Ainhoa y Carlota son aún demasiado jóvenes, pero sí hermanísimo. A Cristóbal Martínez-Bordiú le enchufaron como director médico de la Escuela Nacional de Enfermedades del Tórax, a David Azagra le hicieron un trifásico en la Oficina de Artes Escénicas de Badajoz. Como insistía ayer en mi artículo en La Razón, Sánchez dio en el clavo: Franco no ha muerto porque Franco es él. Afortunadamente, ahora hay Estado de Derecho y funciona. Se descojonarán de nosotros pero lo acabarán pagando.
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