El caballo de Troya del socialismo
El Partido Socialista de Cataluña (PSC) está a punto de convertirse en el caballo de Troya del PSOE con Miquel Iceta como jinete principal. El intento de Pedro Sánchez de reconstruir la gran formación de Ferraz puede acabar en aborto si sus compañeros catalanes siguen poniendo piedras en el camino socialdemócrata y constitucionalista que quiere recorrer el secretario general. Mientras Sánchez se afana con acierto en presentarse como un hombre de Estado y apoya sin fisuras al gran bloque constitucional —PP y C’s— ante el desafío de los sediciosos, el PSC rompe la unidad de acción con el Partido Popular en el Parlament a dos días de que se active el artículo 155 de la Constitución. Justo ahora que Carles Puigdemont ha elevado el chantaje al Estado a la máxima potencia con pretendido ánimo de crear confusión.
Si Iceta ha tomado la postura filonacionalista por meros intereses electorales, se equivoca. Jamás tendrá el voto independentista por mucho que incluso se atreva a cuestionar la decisión de la Audiencia Nacional y califique los encarcelamientos de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart de «desproporcionados». Aunque Puigdemont y Junqueras hagan el ridículo con un procés golpista que recuerda más a la Venezuela de Maduro que a cualquier país serio, el PSC jamás pescará en un caladero profundamente radicalizado y carcomido por el odio a España. La senda a seguir por los socialistas catalanes en el plano político es la ejemplar postura de históricos como Josep Borrell. Si, por el contrario, el primer secretario del PSC toma estas decisiones por convicción, entonces el PSOE cuenta con un serio problema, ya que tiene al enemigo en casa.
El dirigente catalán ha llegado a criminalizar la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil hasta el punto de acusarlos de uso «desproporcionado de la fuerza». Algo que no puede extrañar cuando desde el Partido Socialista de Cataluña se han atrevido a criticar el mensaje a la nación de Felipe VI, resorte de la histórica movilización ciudadana en Barcelona a favor de la Constitución y en contra de la represión independentista. La alcaldesa de Hospitalet, Núria Marín, dijo que se sentía «muy preocupada» tras el discurso del Rey. Su compañera Núria Parlón, edil de Santa Coloma y miembro de la Ejecutiva del PSOE, fue más lejos y dijo que «necesitamos algo más que un Rey «algo republicano» que de fondo deje ver a Carlos III». Ante este panorama, Pedro Sánchez no puede limitarse a decir que «respeta» la libertad de expresión de las distintas federaciones de su partido. Tiene que actuar con determinación. Está en juego la supervivencia del PSOE, partido esencial para nuestra estabilidad democrática, y por ende la propia supervivencia de España.
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