Balas de propaganda socialcomunista
¡Ay, aquellas balas! Llegaron en sobres al ex líder de Podemos, Pablo Iglesias; al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y a la directora de la Guardia Civil, María Gámez, en plena campaña electoral del 4-M. Y el socialcomunismo se echó a la calle a denunciar que todo obedecía a un plan de involución diseñado por la extrema derecha para acabar con la democracia. Adriana Lastra se puso como el bicho del pantano, azuzando los viejos fantasmas del pasado, fuera de sí, y Pablo Iglesias veía fascistas por todos los rincones.
¿Qué fue de aquellas balas que venían marcadas por el odio? Pues nada. Ni plan de involución de la extrema derecha, ni fascistas, ni sombra de conspiración alguna. Tras más de tres meses sin que la investigación avanzara, la instructora ha decidido archivar el caso. El auto, al que ha tenido acceso OKDIARIO, argumenta que el sobreseimiento de las diligencias se debe a «no haber podido identificar al autor de las misivas», pero la duda de si se trató de un montaje por parte del Gobierno para generar un clima de tensión máxima en vísperas de las elecciones madrileñas permanece intacta.
¿Alguien se cree que si detrás de esas cartas con balas hubiera habido un plan para desactivar la democracia, el Ministerio de Interior no habría ordenado a la Policía investigar hasta las últimas consecuencias? Y, sin embargo, la Policía, consciente de que no había nada, ha dejado que el caso se fuera apagando lentamente. El resultado del 4-M fue tan contundente que al socialcomunismo el asunto de las cartas con balas ya no le es rentable, más bien todo lo contrario. Muchos madrileños acudieron a las urnas convencidos de que todo era una sucia maniobra de la izquierda.
Hagamos memoria: el pasado 22 de abril, en plena campaña electoral, se supo que los antes citados habían recibido cada uno de ellos una carta sin remitente que contenía un mensaje amenazante y balas. Las de Iglesias y Grande-Marlaska llegaron al Ministerio de Interior. La destinada al ex líder de Podemos contenía, además, una nota: «Has dejado morir a nuestros padres y abuelos. Tu mujer, tus padres y tú estáis sentenciados a la pena capital. Tu tiempo se agota». Supuestamente, tres sedes ministeriales y una sede policial de ámbito nacional fallaron en la detección de las cartas. Todo muy extraño.
¿Y si al final todo obedeciera a un plan de la izquierda para encontrar una excusa que diera cobertura a su estrategia de estigmatización de la derecha? Buscaban fascistas, pero se han pegado un trastazo de época en las urnas y han hecho el más espantoso de los ridículos.
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