Opinión

Aquí sólo importa la seguridad de la castuza

El despliegue de cuatro coches y ocho guardias civiles para evitar las fotos en el casoplón que Irene Montero y Pablo Iglesias han adquirido en La Navata —sierra de Madrid— resulta incomprensible. Mientras la gran mayoría de los españoles preservan sus propiedades y bienes a base precaución, sentido común y prudencia, los dirigentes de Podemos cuentan con un despliegue de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado más propio de un presidente del Gobierno que de dos diputados. Privilegios, ahora en cuanto a la seguridad, que los convierten en castuza. Una vuelta de tuerca más que demuestra la fatuidad y la demagogia del discurso de Podemos.

Los morados son todo lo que criticaban. No es de extrañar que sus votantes ya no se sientan representados por ellos. No sólo han adquirido una chalé de más de 600.000 euros —al menos, ese es el precio que ellos dan— sino que además cuentan con unas prebendas a nivel de seguridad por las que habría que preguntarle al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, máximo responsable de que los agentes de la Guardia Civil estén cuidando así una casa particular por el mero hecho de que la gente pase y se haga fotos en su perímetro exterior.

Esta concentración de agentes supone un descuido hacia otras zonas de la Comunidad de Madrid. A pesar del ímprobo esfuerzo de la Guardia Civil, la delincuencia se incrementó en 2017 según los datos oficiales. En total, los agentes detuvieron a 6.000 personas en la región. Lo que supone 58,6 delitos por cada 1.000 habitantes. Por tanto, el Ministerio del Interior debería evitar despliegues como éste, ya que además de ser innecesarios pueden ocasionar un perjuicio para muchos otros ciudadanos. En el fondo, Irene Montero y Pablo Iglesias le han hecho un favor a todos los españoles con la compra de la ya célebre casa. Ahora todo el mundo sabe que son casta de la peor calaña. Castuza, vamos.