Opinión

Albert, Pedro: este envite es de todos no sólo de Rajoy

España debe reaccionar tras la farsa independentista del 1 de octubre en Cataluña y la posterior amenaza de Carles Puigdemont de declarar la independencia en los próximos días. Es momento de dejar atrás las diferencias políticas e ideológicas, reforzar lo que nos une y remar todos juntos en la misma dirección para asegurar la unidad territorial —que es asegurar nuestro futuro— y el respeto a la Constitución de 1978. Un documento, también un símbolo, que ha propiciado el mayor periodo de paz y estabilidad de toda nuestra historia. Este envite no es un asunto exclusivo de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez o Albert Rivera. Es un envite para la España de todos. Esa España libre, democrática y tolerante cuyos ciudadanos son conscientes de que nos irá mucho mejor juntos que separados. Esa España que mira al porvenir con optimismo tras salir con mucho sacrificio de una de sus peores crisis económicas y situarse de nuevo a la cabeza del crecimiento en la Unión Europea. 

La España solidaria que dona y trasplanta más órganos que ningún otro país, que acoge con hospitalidad a sus visitantes, que ha sabido reinventarse una y mil veces a lo largo de sus más de 500 años de existencia. La España de Pau Gasol, Rafa Nadal, Juan Marsé o Jaime Gil de Biedma. Ya lo decía Miguel de Cervantes en ‘El Quijote’, biblia y base de nuestro idioma: «La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos». Los garantes de esa libertad que tanto ha costado poseer son los jueces, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, por supuesto, nuestros representantes políticos. Por eso es tan importante que los grandes partidos constitucionalistas caminen por la misma senda para encontrar la mejor solución posible al grave desafío secesionista de Cataluña. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hace bien en pedir «consenso» a Pedro Sánchez y Albert Rivera. 

En momentos como el que vivimos, de una gravedad y trascendencia histórica indiscutibles, sólo cabe esperar la altura de Estado suficiente por parte de estos tres líderes. La esperanza institucional radica en un gran acuerdo entre Partido Popular, PSOE y Ciudadanos. Por desgracia, los españoles no pueden contar con Podemos. El tercer partido con más representación en el Congreso de los Diputados está enfermo de populismo y de connivencia con los golpistas catalanes. El Ejecutivo debe perseverar en el diálogo para proteger el bien común y la viabilidad de nuestro sistema democrático. Para alcanzar esos objetivos, necesita al PSOE tradicional, de ahí que Pedro Sánchez deba ser flexible y anteponer los intereses generales a cualquier tentación de obtener rédito electoral a corto plazo. El secretario general de los socialistas pide que se incluya a Podemos. Un error, ya que la palabra «unidad» supone una antítesis insalvable para el discurso bolivariano de Pablo Iglesias. Estamos ante uno de los retos más importantes de nuestra historia reciente. Es ahora o nunca para el futuro de España.