Opinión

Agencia Espacial Española: Pedro Sánchez contraataca

  • Pedro Corral
  • Escritor, investigador de la Guerra Civil y periodista. Ex asesor de asuntos culturales en el gabinete de presidencia durante la última legislatura de José María Aznar. Actual diputado en la Asamblea de Madrid. Escribo sobre política y cultura.

Vaya por delante la felicitación a Sevilla y a su alcalde, Antonio Muñoz, por su elección como sede de la futura Agencia Espacial Española. Sin duda es una gran noticia para Andalucía, que fortalece la nueva imagen de la región que el gobierno autonómico de Juanma Moreno está proyectando como tierra de oportunidades, emprendedora e innovadora, después de haber sufrido cuatro décadas de ostracismo bajo el poder socialista.

Nada mejor que la sana competencia para que cada territorio en España busque la forma de mejorar sus capacidades. Ese es el espíritu que Juanma Moreno ha imprimido en sus políticas. «Mirar hacia arriba, ver quiénes son los mejores y competir», es el lema que el presidente andaluz ha utilizado alguna vez para reflejar su exitosa transformación de una región que parecía condenada para siempre a ser el furgón de cola.

Confiamos en que la implantación de la llamada NASA española contribuya a que Andalucía juegue un papel en el futuro espacial mucho más importante del que tenía hasta ahora, con sólo tres empresas dedicadas específicamente al espacio (de las cuales dos son pymes) frente a la treintena que están radicadas en la Comunidad de Madrid, donde se asienta el 90% del sector espacial nacional, el 72% en Tres Cantos, cuya candidatura era impecable, mérito de su gran alcalde, Jesús Moreno.

Andalucía tiene ahora abiertas las puertas al protagonismo de su cluster aeroespacial en la colaboración con la Agencia Espacial Española. La posibilidad de que Sevilla pueda contar en seis meses con un nuevo alcalde del PP reforzará la importancia de esa cooperación institucional. Una cooperación en la que sin duda seguirá contando el peso de Madrid en el sector espacial. No sólo porque Madrid concentra prácticamente toda la industria en este campo, sino también porque cuenta con centros de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), la agencia de la UE para el programa espacial (Euspa), la organización europea de satélites meteorológicos (Eutmesat) y el centro de satélites de la Unión Europea (SatCen).

En todos estos centros establecidos en Madrid se desarrollan proyectos de extraordinario interés que la Agencia Espacial Española deberá seguir teniendo en cuenta desde Sevilla, AVE y cuatrocientos kilómetros mediante. Y ello a pesar de que muchos de los especialistas que trabajan en ellos desde Madrid en distintos ministerios hayan mostrado ya su negativa a trasladarse con sus familias a la capital hispalense. Veremos si el despegue de la Agencia Espacial Española puede superar los lastres que Sánchez ha decidido colocarle desde el principio por puro interés partidista.

Nadie debe llamarse a engaño: beneficiar a Andalucía no era el principal objetivo del Gobierno de Sánchez a la hora de establecer la Agencia Espacial Española en los lares sevillanos. Ya anunció en su día que su primera motivación a la hora de elegir la sede de la nueva agencia era perjudicar a Madrid, a la que excluyó con premeditación y alevosía de esta elección. Para justificar tamaña arbitrariedad, desde Moncloa tuvieron que agarrarse en principio a la excusa de «descentralizar el Estado» para beneficio de la «España vacía».

A muchas candidatas aquello les sonó siempre a música celestial, nunca mejor dicho, hasta que se dieron a conocer los requisitos de la futura sede: conexión con AVE y aeropuerto internacional a menos de una hora. El gobierno socialista de Aragón no tardó en anunciar un recurso ante lo que consideró un “desajuste absoluto” entre las promesas de Moncloa y los criterios para elegir la sede. Lo que se dice un engaño a las candidatas de la «España vacía», incluida Teruel, a las que Sánchez no ha tenido reparo en defraudar después de alimentar sus esperanzas con falsos señuelos.

Como se ve, Sánchez ha vuelto a seguir en la elección de la sede de la Agencia Espacial Española su estrategia de enfrentar a unas regiones con otras en su intento de enmascarar su entreguismo en la «cuestión» catalana, generando con sus decisiones políticas nuevos problemas territoriales donde antes no existían.

No cabe duda de que Madrid se ha convertido en el principal protagonista de sus ataques, injerencias y desplantes por la resistencia de Isabel Díaz Ayuso a plegarse al socialismo obligatorio. Sánchez vuelve a contraatacar ahora con una decisión política más que técnica.

Ante este tipo de decisiones, regiones como Andalucía o Madrid deben seguir demostrando su capacidad para convertir la competencia en un acicate para avanzar y mejorar. Porque Sevilla tendrá la sala de control de la política espacial, pero las naves para esta importante singladura seguirán en Madrid.

La leal y eficaz colaboración entre ambas regiones será la mejor respuesta ante quien no ha dudado en utilizar una industria clave de futuro como simple arma arrojadiza contra el adversario político, incluso aquel que milita en su propio partido.