Un 9-J para mejorar España
Hace escasos días, Teresa Freixes, Nicolás Redondo, Miriam Tey, Joaquín Villanueva y servidor presentamos en Madrid el manifiesto Por un voto constitucionalista sin engaños. Europa, nuestra esperanza. El objetivo es que el 9 de junio usemos el voto en defensa del orden constitucional, ante la agresión a nuestras libertades que ha significado la aprobación de la Ley de Amnistía, y que lo hagamos con el referente de los valores de libertad, progreso y solidaridad, que son los principios de la Unión Europea. Si el domingo le decimos a Pedro Sánchez que no queremos sus continuos ataques a la dignidad institucional de nuestro país, y que ya está bien de aliarse con aquellas formaciones que quieren acabar con España como nación formada por ciudadanos libres e iguales, habremos dado un gran paso para librarnos de la pesadilla que estamos viviendo. Nada de quedarse en casa este domingo con alguna excusa del tipo «esto no va conmigo». Nos jugamos demasiado.
Las elecciones al Parlamento Europeo no son una cuestión menor, algo que nos queda lejos y que no nos afecta. Recordemos que cerca del 80% de nuestro cuerpo normativo viene de, una manera u otra, de la instituciones comunitarias. Son unas elecciones de primer orden que merecen nuestra atención. Pero, además, tienen el valor de que pueden servir a los españoles para reafirmar sus convicciones en exigir un Gobierno que no nos mienta, que no utilice nuestros derechos civiles como moneda de cambio a cambio de los votos de partidos supremacistas o, directamente, golpistas. Queremos que nuestro Gobierno vuelva a la senda del respeto constitucional. El 9-J no sólo elegimos a los diputados que nos representarán en Europa, también escogemos qué tipo de España queremos.
Y entre una España europea, que luche por una UE en la que se respeten los derechos básicos de todos los ciudadanos y otra basada en los postulados tribalistas de Junts, ERC, Bildu, BNG o PNV no debería haber color. Pedro Sánchez ha escogido a unos siniestros compañeros de viaje en su tarea de mantener su poder personal a costa de la demolición de la buena convivencia entre todos los españoles. Tenemos que aprovechar la oportunidad que nos brinda el 9-J para decir a Sánchez que no queremos ni sus «muros», ni sus «trincheras». Que para construir Europa hacen falta consensos y no agitar el odio entre los españoles. El domingo podemos construir algo nuevo, y mucho mejor, un proyecto colectivo que haga que nuestro país avance. Una España en la que dialoguemos y no nos dediquemos a demonizar con el que discrepamos. Una España sin los «buenos» y «malos» que han creado desde Moncloa.
Europa importa. España importa. Nuestras libertades importan. Nuestro derecho a ver a nuestros compatriotas como ciudadanos, y no como enemigos, importan. Tenemos que conseguir un Gobierno que no utilice el rencor como gasolina para mantener en marcha su maquinaria de poder. Los valores europeos están ahí para reclamarlos, para hacerlos nuestros, para que sean nuestro combustible. Votemos el domingo y que el mensaje a toda Europa sea rotundo: España quiere concordia, y no tribalismos que sólo sirven para crear ciudadanos de primera y de segunda. Depende de nosotros. Si no exigimos una España mejor, en una Europa mejor, otros la construirán sin tenernos en cuenta.
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