Malasia dice no a las 32.000 toneladas anuales de residuos plásticos que recibe de Estados Unidos
Cada vez más países prohíben la importación de los desechos de plástico poniendo en serios aprietos a EEUU y a Europa
El problema de qué hacer con los plásticos que no son reciclados en los países donde se consume está protagonizando una nueva forma de guerra comercial entre Estados Unidos y Malasia.
El desencadenante de este nuevo capítulo comercial, muy distinto al que protagoniza Donald Trump con su lucha arancelaria global, ha sido la decisión del estado del sudeste asiático de cerrar las fronteras a las importaciones de plástico desde EEUU.
Hace una semana que esta decisión se ha tomado y está suponiendo un verdadero quebradero de cabeza para el país norteamericano, ya que el año pasado llegaron a Malasia cerca de 32.000 toneladas de residuos plásticos.
Tráfico ilegal de plástico
Todo empezó en 2024 con la incautación de más de 100 contenedores con materiales peligrosos fletados desde la ciudad de Los Ángeles. La alarma saltó cuando se comprobó que este cargamento se habían enviado bajo la etiqueta de materias primas.
Entonces, el ministro de Medio Ambiente malasio, Nik Nazmi, declaró a la prensa que «no queremos que Malasia sea el cubo de basura del mundo». Sin embargo, su territorio recibió el año pasado más plástico desechado de las naciones ricas que cualquier otro país en desarrollo.
Convenio de Basilea
Malasia modificó su Ley de Aduanas prohibiendo todos los cargamentos de residuos plásticos procedentes de países que no hayan firmado el Convenio de Basilea.
Este acuerdo mundial regula los residuos peligrosos, incluido el plástico. Una situación, que pone a Estados Unidos, el único país importante que no es parte de este acuerdo, en una situación especialmente delicada.
La ley también establece restricciones estrictas a las importaciones de residuos plásticos de otros países, al estipular que deben contener solo un tipo de plástico, con un máximo del 2% de contaminación, para garantizar que los plásticos importados se reciclen y no se desechen. Ese nivel sería difícil de cumplir para cualquier residuo plástico recogido de los consumidores.
Contenedores peligrosos
Los 100 contenedores, llenos de residuos electrónicos y plásticos peligrosos, se habían declarado falsamente como materias primas para eludir las leyes de control del comercio del país, según un investigador de la Red de Acción de Basilea.
Sin embargo, hay otro efecto interno en Malasia, el del descontento de las asociaciones industriales locales que han instado al gobierno a retirar la prohibición a las importaciones de plástico limpio y reciclable, argumentando que estas son necesarias para ayudar a los fabricantes a cumplir sus objetivos de contenido reciclado.
China, el origen del problema
Sin embargo, otro gigante asiático ya dio un primer paso para poner freno a la importación de plástico. Hablamos de china que ya en 2018 prohibió su entrada aduciendo los mismos argumentos que pone sobre la mesa hoy en día Malasia.
China había aceptado durante años hasta la mitad de los desechos de plástico y papel del planeta. En ese momento se puso en aprieto a los países que más residuos de este tipo producen, EEUU y la Unión Europea.
En el fondo de toda esta guerra del plástico está el desafío de reciclar todo el plástico que se comercializa en estas zonas del planeta. Hablamos de plásticos que en su mayoría no están limpios o que por su composición, sobre todo en envases, tienen capas de plástico o de otros materiales que son costosos a la hora de aplicar una economía circular.
En vertedero o quemados
Según los últimos datos, Estados Unidos recicla menos del 10% del plástico que desecha y Europa recupera más del 40% de este material de procedencia fósil.
La cantidad restante acaba en vertederos, se quema o se envía al extranjero. Con estas restricciones, el desconocido mercado de flujos de plásticos por el mundo va cambiando de destinos a la búsqueda de países más laxos en esta materia.
Aumenta la prohibición
Sin embargo, cada vez más países están poniendo trabas, y cada vez más estados están diciendo no a los residuos y, más en concreto, a los plásticos. Durante este año 2025, los próximos grandes países que prohibirán la importación de residuos plásticos serán Tailandia e Indonesia.
Un problema que se va a acrecentar, ya que la producción mundial de plástico se ha duplicado en las últimas dos décadas, llegando a las 460.000 toneladas anuales.
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