Mundial de Qatar 2022: España-Japón

Alemania nos mete en octavos

España Japón
España perdió 1-2 ante Japón y se metió como segunda en octavos.

España se hizo el harakiri ante Japón pero se metió en octavos del Mundial rebote, en un final de infarto, gracias al triunfo agónico de Alemania ante Costa Rica. Un favor que no fuimos capaces de devolver a los germanos, que se vuelven a casa a las primeras de cambio. La selección de Luis Enrique, tras una notable primera parte, se fue al descanso en ventaja gracias a un gol de Morata. Pero en la segunda se disolvió. Dimitió. Desapareció.

Japón nos remontó en cinco minutos y enseñó nuestras costuras y nuestra peor cara. Fuimos incapaces de remontar ni por fútbol ni por carácter. La mejor noticia es que, al pasar segundos nos las veremos con Marruecos en octavos, pero esquivaríamos a Brasil en los cuartos. Que no es moco de pavo.

Luis Enrique hizo ante Japón un ejercicio de gatopardismo: cambiarlo todo para que todo siga igual. Cinco caras nuevas en el once que ya las quisiera Pedro Sánchez para su Consejo de Ministros, largo como un apellido vasco. Descanso para Carvajal, tieso y oscuro ante Alemania, para Laporte, tan imprescindible que se merece un respiro antes de los cruces, y para Jordi Alba, otro de los veteranos con el que más vale prevenir.

En el centro del campo repetían los tres tenores, incluido el apercibido Busquets a cuya experiencia se encomendaba Luis Enrique para eludir una amarilla inoportuna. Busi jugaba con su escolta habitual: Gavi y Pedri. Arriba también había novedades: se mantenía Dani Olmo, mientras que entraban Nico Williams por Ferran y Morata por Asensio, así que pasábamos de jugar con falso nueve a jugar con un nueve de toda la vida.

Con la clasificación para octavos en el banquillo –salvo una carambola imposible– España afrontaba el duelo ante Japón con más ilusión que presión. Y con el mismo morro que siempre, una alegre desvergüenza futbolística que no tiene ninguna otra selección en este Mundial. Porque España mola. Mola mazo. Japón también. Los nipones salieron como una camisa recién planchada: sin arrugarse. Su velocidad con la pelota a veces les convierte en una selección de videojuego, eso sí, algo falta de precisión.

Un error grosero de Busquets en la salida de la pelota provocó la primera ocasión de Japón, que resolvió Ito con un disparo que se estrelló contra el lateral de la red de Unai Simón. Corría el minuto 6. España manejaba la pelota y dominaba el juego pero los nipones contragolpeaban con vértigo. Respondió la selección de Luis Enrique con un manso cabezazo de Morata que atrapó sin problemas el meta Gonda.

Morata golpea primero

Era el primer aviso de España. Y el último. A la segunda llegó el gol de la selección. Fue un centro medido de Azpilicueta desde el pico del área. Allí se elevó Morata, se durmió el central Itakura, se hizo un chalet bajo el larguero el meta Gonda y el delantero español cabeceó a la red. Pues 1-0 y partido encarrilado.

El tanto no desdibujó la pizarra del partido. Dominaba España y replegaba Japón. En el 22 pudo llegar el segundo pero un defensa japonés se interpuso entre Morata y el gol, por lo que el tiro llegó blandito a las manos de Gonda. La selección española era un coro tan afinado que era imposible encontrar a ningún jugador que desafinara ni tampoco a quien elevara la voz por encima del resto. Una máquina perfecta de jugar al fútbol.

Hasta Unai Simón quiso unirse a la fiesta con una frivolité en el área propia al driblar a un delantero japonés. La selección nipona trataba de estirarse, siquiera sea por sacudirse en abrumador dominio de España. Los de Luis Enrique se tomaron unos minutos moscosos en la presión. A la que volvieron a poco que el seleccionador español puso un poco su mejor cara de vinagre. Especialmente significativo lo de Busquets, que parece descumplir años cuando juega en la selección.

Japón kamikaze

La mejor noticia para Japón fue que transcurrieron los minutos finales hasta el descanso sin que España les hiciera un segundo tanto que habría abortado cualquier esperanza de equilibrar el marcador. Cosa que hicieron de forma sorprendente nada más reanudarse el juego. Se durmió Balde al recibir una pelota incómoda de Unai Simón, se la robó un japonés, que asistió a Doan, que había salido en el descanso. El delantero se sacó un disparo violento ante el que reaccionó tarde el meta español, cuyo despeje fue hacia adentro.  Cuando parecía imposible, Japón lograba el empate en el 48.

La cosa fue a peor. Mucho peor. En cinco minutos nos hicimos el harakiri a un tanto de Tanaka. La defensa española en pleno se durmió y permitió un pase de lado a lado dentro del área. El VAR revisó el pase previo de Mitoma, que si no salió fue por cuarto y mitad de centímetro. Por el bigote de una gamba que diría Luis. Pues nada: Japón volteaba el partido en cinco minutos.

Reaccionó Luis Enrique con un doble cambio que nos devolvía al debut: Asensio por Morata y Ferran por Nico Williams. Encima Costa Rica empataba a Alemania y nos quedábamos a un gol de la debacle total. El segundo gol nipón destrozó mentalmente a España, que se salió del partido. Luis Enrique, que había sacado a Carvajal por Azpilicueta en el descanso, pensó en Ansu Fati y Jordi Alba como revulsivos para su última ventana de cambios. Fuera Balde y Gavi. Nos quedaban 20 minutos más el alargue para evitar un sofocón… por no decir una catástrofe, una pifia histórica, una tragedia que empezó a sobrevolar cuando Costa Rica le hizo el segundo a Alemania. Menos mal que los teutones empataron rápido y nos devolvían a los octavos… aunque fuera segundos de grupo.

España lo intentaba pero con tanto ímpetu como imprecisión. Japón se pertrechó en torno a su área y nos entraron las prisas, los nervios y los siete males. A la selección se le hizo de noche. No había ideas ni tampoco personalidad para pedir la pelota en los peores momentos. Ansu lo intentaba pero sólo encontraba valientes defensores japoneses dispuestos a proteger su área hasta el último aliento.

Asensio en el 88 y Dani Olmo en el 89 la tuvieron para España pero en ambos casos el meta Gonda evitó el tanto. La selección intentaba hacer un gol que al menos devolviera el favor a Alemania. Pero fue imposible. Japón supo replegarse y aguantar una victoria histórica y merecida que les mete en octavos como primeros de grupo. Nosotros seremos segundos, pero llegamos a los cruces con la sensación de que el globo no es que se haya desinflado, es que parece pinchado del todo.

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