Opinión de Emilio Froján, CEO de Velca

Motos eléctricas: las deudas pendientes de la movilidad sostenible

Las ventas de motos eléctricas han caído un 11% al cierre de 2023, un 30% si solo se tiene en cuenta el canal de particulares

El crecimiento de las motos eléctricas en España no acompaña al del coche eléctrico, algo realmente preocupante sobre todo en esta fase inicial de adopción de los vehículos de dos ruedas eléctricos. Las ventas de motos eléctricas han caído un 11% al cierre de 2023, un 30% si solo se tiene en cuenta el canal de particulares.

En este sentido, existen tres factores clave que están frenando el auge de las motos eléctricas y que suponen los principales grandes retos del sector para el próximo 2024. El precio ha sido siempre una de las principales barreras para la adopción del vehículo eléctrico, por lo que el abaratamiento del mismo es la clave para fomentar su adopción. De hecho, en 2022 el 40% de nuestra facturación se cerró en el mes en el que articulamos nuestro propio programa ‘Velca Moves’, lo que demuestra que las ayudas reales sí tienen un impacto positivo en la adopción de los vehículos eléctricos. Además, la cantidad de dinero que debemos desembolsar a la hora de adquirir una moto es mucho más baja que la de los coches.

Otra manera de reducir los precios sería introducir medidas que nos acerquen a ese modelo noruego al que deberíamos aspirar. En Noruega se eliminó el IVA en la compra de vehículos eléctricos, abaratándolos un 25% en comparación con los vehículos de combustión. Además, se eximió a los usuarios de abonar el impuesto de circulación y se redujo al 50% las tarifas en peajes, parkings y ferris, entre otras medidas.

Sin duda alguna, los vehículos eléctricos, y en especial las motos, son la opción perfecta para desplazamientos urbanos. Pero sí que es cierto que otro de los principales hándicaps percibidos por la sociedad es la falta de autonomía frente a las opciones de combustión. Los viajes largos pueden también suponer un problema dependiendo de las zonas geográficas por las que nos desplacemos; pues existen «zonas muertas» en las que no hay ningún punto de recarga. Dichos puntos tienen que ser accesibles y estar repartidos por todo el territorio nacional para que la carga no sea una barrera para el conductor. Además, los usuarios reclaman una mejor experiencia en el proceso de recarga, que no suponga una dificultad en la rutina.

Por último, una regulación sólida y eficaz es crucial. El punto de partida debe ser un Plan Moves III a la altura de las necesidades del sector. El plan actual es un parche que ha demostrado no ser efectivo por su excesiva burocracia y su lentitud. Necesitamos un marco legal sin fecha de caducidad; que tenga en cuenta las particularidades del mercado español. Las instituciones públicas deben ir un paso más allá y definir un plan específico para las motocicletas, de manera que un conductor de coche y moto pueda solicitar las ayudas y no tener que decantarse por una de sus dos opciones de movilidad.

Sin embargo, existe un futuro esperanzador lleno de oportunidades e innovación que pueda contrarrestar la situación actual del vehículo eléctrico. Parece que la IA será la principal nueva tendencia en la automoción. La aplicación de la IA fomentará el crecimiento de la movilidad eléctrica, pues tendrá múltiples aplicaciones como mejorar los sistemas de frenado de emergencia, la detección de fatiga de los conductores, el mantenimiento predictivo e incluso la optimización de rutas en tiempo real y la mejora de la movilidad en las ciudades.

La electrificación de las flotas ha sido un proceso que se ha venido observando en los últimos tiempos y 2024 será el momento para la transición de aquellas empresas que aún no han dado el paso. Los rápidos avances tecnológicos, junto con el compromiso mundial con la sostenibilidad, crean un entorno especialmente favorable para esta electrificación. Ejemplo de ello es por ejemplo la flota de Correos, que ya cuenta con 2.800 motos eléctricas.

Por último, el sector parece que experimentará también un mayor compromiso por la recarga inteligente de los vehículos. El mercado comenzará a implementar sistemas que permiten asegurar que se utilicen energías limpias en la recarga, que optimizan las cargas para mejorar la salud de la batería y aumentar el valor residual o que facilitan cargar los vehículos cuando los costes de la red son menores, con el fin de ahorrar en gasto energético.