Land Rover y el todoterreno que conduce solo

Hasta ahora habíamos visto diferentes sistemas de conducción autónoma, pero todos ellos tenían algo en común. Se ponían en funcionamiento sobre el asfalto y en condiciones muy específicas. Pues bien, Land Rover ha querido ir un paso más allá y demostrar que este tipo de tecnología también es aplicable al ‘off-road’. Autonomous All Terrain Driving es el nombre de este avance, que permitirá a nuestro vehículo manejarse a sí mismo aunque el terreno se complique.

El automóvil, siempre y cuando el conductor así lo decida -también existe la opción en vehículos con esta tecnología de conducir como toda la vida-, decidirá por sí solo las maniobras a realizar en cada momento. Para ello cuenta con un conglomerado de cámaras, sensores y radares que trabajan junto a un GPS. Todos estos elementos son los que permiten a nuestro Land Rover superar todos los obstáculos que se presenten.

El sistema es capaz de adaptar la velocidad del coche al terreno sobre el que estemos circulando, ya sea tierra, nieve o barro. También los descensos complicados serán totalmente controlables, así como las escaladas por pendientes de esas que da miedo a afrontar. No obstante, el vehículo tiene la capacidad de elegir el camino por el que afrontar el desplazamiento hasta nuestro destino, evitando de esta forma zonas de riesgo excesivo.

Además de éste, Land Rover trabaja en otro avance que se presupone vital para el desarrollo de la conducción autónoma: la conexión inalámbrica entre los automóviles. Esta tecnología será la responsable de que todos los vehículos estén conectados entre sí evitando accidentes o cualquier otro tipo de percance. La marca ha realizado ya las primeras pruebas en este sentido al conectar dos coches sobre un terreno ‘off-road’, donde se ha compartido información sobre el mismo adaptándose los vehículos a las diferentes situaciones o tomando rutas más sencillas que las inicialmente propuestas. Sí, amigos, los coches aprenderán unos de otros.