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Tu perro es agresivo y es por tu culpa pero no es por lo que pensabas: los veterinarios lo confirman y la gente no da crédito

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante décadas, los estudios científicos han demostrado de forma contundente los efectos nocivos del humo de tabaco sobre la salud humana. Sin embargo, pocas veces se pone el foco en cómo ese mismo humo puede afectar a quienes conviven con nosotros: nuestras mascotas. En los hogares donde se fuma, los perros ese humo que hay en el ambiente, también conocido como humo de segunda mano, sin que sus dueños sean conscientes de los riesgos que ello implica. Afortunadamente, la ciencia empieza a prestar más atención a esta problemática que, hasta ahora, había pasado completamente inadvertida.

Un estudio reciente publicado en la revista Journal of Veterinary Behavior ha encendido las alarmas sobre los efectos del tabaco en la conducta canina. A través de un análisis detallado de más de 300 perros, los investigadores han encontrado una clara relación entre la exposición al humo del tabaco y alteraciones significativas en el comportamiento de estos animales. Estos hallazgos podrían cambiar la forma en que entendemos la convivencia con nuestras mascotas en el hogar y cómo nuestros hábitos, incluso los que parecen no afectarlos directamente, sí tienen consecuencias para ellos.

¿Por qué tu perro es agresivo?

El estudio en cuestión analizó a un total de 304 perros domésticos, procedentes de hogares con propietarios fumadores y no fumadores. Para lograr resultados fiables, los científicos recopilaron información exhaustiva sobre cada animal: su edad, raza, sexo, si estaba o no esterilizado, y otros factores relevantes del entorno. El objetivo era aislar el impacto del humo del tabaco sin que otras variables interfirieran en el análisis.

Para medir el grado de exposición al humo de tabaco, se utilizó un cuestionario específico que los propietarios debían completar. Éste incluía preguntas sobre hábitos de fumado dentro del hogar, frecuencia, ventilación de los espacios y cercanía del perro a los fumadores. Con esta información, los investigadores pudieron segmentar a los perros en distintos grupos según su nivel de exposición.

Además, se utilizó una versión adaptada y validada del Cuestionario de Personalidad Canina (Dog Personality Questionnaire, DPQ), que permite evaluar de manera estandarizada los rasgos de comportamiento más comunes en perros. Este instrumento mide variables como agresividad, miedo, ansiedad, energía, capacidad de adiestramiento y sociabilidad.

Comportamientos alterados

Los resultados del estudio fueron claros y preocupantes. Los perros que convivían en ambientes donde se fuma mostraban una tendencia significativamente mayor a desarrollar comportamientos negativos o alterados. En comparación con los perros que no estaban expuestos al humo del tabaco, estos animales presentaron:

Estas cifras reflejan una conexión directa entre el entorno contaminado por humo de tabaco y la salud mental y emocional del perro. En otras palabras, los perros no solo sufren físicamente por estar expuestos al humo, sino que también desarrollan reacciones que pueden alterar la convivencia y su bienestar general.

Riesgos físicos invisibles

Aunque el enfoque principal del estudio estuvo centrado en el comportamiento, los autores no dejaron de mencionar otras consecuencias físicas del humo del tabaco sobre los perros. La literatura científica ya había documentado varios efectos dañinos:

Este estudio representa una llamada de atención tanto para los dueños de perros como para veterinarios y otros profesionales del sector. La salud animal no sólo depende de vacunas, alimentación o ejercicio físico. También está profundamente ligada al entorno emocional y ambiental. Incluir la exposición al humo del tabaco como una variable de riesgo en consultas veterinarias podría ser un primer paso clave para detectar problemas antes de que se agraven.

Aunque durante años este tema ha pasado desapercibido, estudios como el publicado en Journal of Veterinary Behavior nos recuerdan que nuestras decisiones cotidianas tienen un impacto directo en quienes dependen de nosotros. El humo del tabaco altera la salud física y emocional de los perros, nuestros compañeros más fieles.