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¿En qué consiste la gripe equina?

En algún momento de nuestra vida durante los últimos años, hemos escuchado hablar de la gripe equina. ¿En qué consiste esta epidemia?

La gripe equina es una de las más habituales enfermedades en caballos. Es causada por varias cepas de un virus conocido como influenza. Tiende a afectar el tracto respiratorio de caballos, burros y mulas. Aunque suele compararse con la gripe que afecta a las personas, tiene sus claras diferencias. Cuando el animal inhala el virus, este invade el epitelio, es decir, el revestimiento de las vías respiratorias. De esta manera el equino presenta un fuerte dolor de garganta y tos. Es habitual que aparezcan úlceras que luego pueden ser invadidas por bacterias generando infecciones.

Síntomas de la gripe equina

Es habitual que un caballo que ha contraído influenza presente fiebre (entre 39 y 41°C) que suele durar alrededor de 3 días. La tos seca es uno de los signos más frecuentes y molestos que este virus provoca en los equinos.

La gripe equina provoca además secreción nasal acuosa, que en ocasiones puede volverse algo espesa y amarillenta o verde. Es normal que las glándulas presentes debajo de su mandíbula inferior aumenten su tamaño como resultado de esta afección. Muchos caballos con influenza pueden presentar además secreción clara en sus ojos, enrojecimiento alrededor de los ojos, sensación de letargo y falta de apetito por varios días.

Debido a la naturaleza contagiosa de esta gripe, es fundamental trasladar al caballo afectado a instalaciones de alojamiento aisladas con estrictos protocolos de higiene si sospecha que tiene el virus. También debe ser visto por un veterinario lo más pronto posible.

Tratamiento

Desafortunadamente, se trata de una enfermedad viral y no bacteriana, es decir, que los antibióticos no funcionan como tratamiento. No se ha comprobado que los medicamentos antivirales beneficien a los caballos con gripe equina. La mayoría de los veterinarios, ante estos casos, suelen recomendar medicamentos antiinflamatorios que contribuyen notablemente con la recuperación del caballo.  Reducen la temperatura, disminuyen el dolor muscular y despiertan nuevamente su apetito.

Es indispensable que un caballo con influenza descanse lo suficiente como para que su proceso de recuperación sea mucho más rápido y eficaz. No debe ser sometido a ningún tipo de ejercicio ni trabajo durante al menos dos semanas después de que los síntomas hayan desaparecido. Además, es esencial asegurarse que los establos cuenten con la ventilación necesaria y que no estén expuestos al polvo ni a esporas.

Como con la mayoría de las enfermedades, es mejor prevenir que curar. Es por eso que los equinos deben tener todas sus vacunas al día. Se ha comprobado que los caballos completamente vacunados pueden presentar síntomas mucho más leves al ser expuestos al virus.