Hasta dos horas de cola pero merece la pena: la alpargatería de toda la vida que triunfa en Madrid
Casa Hernanz, la alpargatería más antigua de la capital y que sigue siendo también la más visitada
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Muchas son las tiendas emblemáticas y centenarias que se encuentran en Madrid, y si bien hace poco os hablamos de la ferretería que está a punto de cerrar y que es además la más antigua de España, en esta ocasión queremos hablar de la alpargatería de toda la vida que triunfa en Madrid y que se encuentra en pleno corazón de la ciudad. Hablamos de Casa Hernanz, la alpargatería más antigua de la capital, situada en la calle Toledo, a escasos pasos de la Plaza Mayor.
Entrar en esta tienda es como abrir una ventana al pasado, pero con los pies bien puestos en el presente. Fundada en 1845, Casa Hernanz ha logrado algo que pocos negocios pueden presumir: mantenerse en plena forma durante cinco generaciones, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia. Hoy en día, son Marta y Jesús, dos hermanos y descendientes directos del fundador, quienes continúan con la tradición familiar. Además, las alpargatas que aquí se venden no son simples zapatos: son historia, artesanía y autenticidad y de ahí que sea normal que se formen colas de gente para poder entrar. No sólo a comprar sino también a ser testigos de una tienda que bien merece una visita si te gusta descubrir lugares con encanto propio y sobre todo, mucha historia.
La alpargatería de toda la vida que triunfa en Madrid
A simple vista, Casa Hernanz podría parecer solo una tienda más del centro. Pero basta con detenerse frente a su escaparate para sentir que hay algo diferente. En verano, a partir de las nueve y media de la mañana, ya se forma una fila que da la vuelta a la manzana. Turistas y locales esperan pacientemente su turno, algunos sabiendo exactamente qué buscan, otros empujados por la curiosidad al ver tanta gente reunida frente a una fachada que no llama la atención por el diseño, sino por lo que representa.
Y es que aquí no sólo se venden alpargatas. También podemos encontrar cuerdas, cordelería y una gran variedad de productos que se elaboran con mimo y materiales naturales. Las bobinas de cuerda que muchos clientes vienen a buscar exclusivamente son, de hecho, uno de los productos más demandados. “Es el único sitio donde venden esta cuerda”, comenta a El Español, una mujer que lleva rato esperando su turno en la cola.
De calzado de labranza a icono de estilo
El origen de esta emblemática alpargatería de Madrid es del todo curioso. Fue Toribio Hernanz su fundador. Y lo hizo en un tiempo en el que las alpargatas eran, ante todo, un calzado de trabajo. Se usaban en el campo por ser frescas, cómodas y resistentes. Pero lo que en su día fue un producto humilde, se transformó en un objeto de deseo cuando, en los años 60, Yves Saint Laurent las llevó a la pasarela. Aquello fue un antes y un después: nacieron las cuñas, los modelos con lazos, los colores vibrantes y, con ellos, una nueva clientela que buscaba estilo sin renunciar a la comodidad.
Hoy en día, la alpargata básica de suela plana sigue siendo el gran clásico. Pero le han salido compañeras modernas que arrasan: desde el modelo valenciana, alto y con cintas que se atan al tobillo, hasta versiones pensadas para bodas, con encajes, bordados y detalles personalizados. Marta, actual responsable del negocio asegura al mencionado periódico que incluso muchas novias ya se casan con alpargatas, y no es raro ver tampoco ver al novio y a los invitados calzando este zapato de origen rural en celebraciones elegantes.
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El boca a boca como fórmula mágica
En la época actual donde todo se mide por likes o recomendaciones virales por redes, Casa Hernanz destaca también, ya que su éxito ha sido siempre el mismo: el boca a boca. Quien prueba unas de sus alpargatas, vuelve. Y quien las descubre, las recomienda. «Tenemos la suerte de que mucha gente viene porque se lo han contado», explica Marta. Y es que a la calidad de su producto, se le suma el trato cercano y la autenticidad y todo ello hace que la gente repita y que además, hable de ello.
Además, su ubicación en pleno centro de Madrid les da una visibilidad especial. Muchos turistas que pasean por la zona acaban acercándose por pura curiosidad, atraídos por la cola o por el aire de tienda antigua que desprende. Y claro, cuando entran y ven las estanterías repletas de alpargatas de todos los colores y tallas, es difícil salir sin al menos un par.
Pero todo esto no quiere decir que Casa Hernanz no haya sabido adaptarse a los nuevos tiempos sino todo lo contrario. Ahora también están presentes en redes sociales, donde comparten vídeos sobre su historia, el proceso artesanal de fabricación y, por supuesto, los distintos modelos que ofrecen. Esto les ha permitido conectar con las nuevas generaciones, muchas de las cuales valoran cada vez más lo artesanal frente a lo industrial.
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Ni el invierno les frena
Aunque el verano es la temporada fuerte, en Casa Hernanz no cierran ni bajan el ritmo cuando llega el frío. Durante el invierno, siguen vendiendo modelos más adaptados a la estación, como las clásicas babuchas de borreguillo o las pantuflas que evocan los inviernos de nuestras abuelas. Y, por supuesto, sigue viva la actividad cordelera, que se mantiene como otra de las señas de identidad del negocio.
La tienda nunca está vacía. Incluso en los días más grises de enero, hay quienes se acercan buscando algo especial. Algunos turistas, otros fieles clientes de toda la vida. Porque si hay algo que caracteriza a Casa Hernanz es precisamente eso: ser parte de la vida de muchas personas, año tras año, generación tras generación.