Juegos Olímpicos
Juegos Olímpicos: Tenis

Djokovic cabrea al mundo woke exhibiendo su crucifijo en los Juegos Olímpicos

Djokovic se ha propuesto enseñar su crucifijo cristiano al término de cada partido

Es su respuesta a los Juegos Olímpicos woke y la mofa a la 'Última Cena' de Cristo

El tenista es un gran dominante de la iglesia ortodoxa serbia

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Novak Djokovic no se arruga ante nadie y si no que se lo pregunten a los asistentes a la Philippe Chatrier en su último partido frente a Rafa Nadal. El serbio tiene una personalidad arrolladora y lo demostró sacando un crucifijo ortodoxo en estos Juegos Olímpicos woke antes de hacer entrevistas a pie de pista. «Antes que atleta soy un cristiano ortodoxo», siempre afirma Nole sobre su amor por Dios.

El tenista más laureado de la historia es uno de los deportistas que quedó desencantado por la ceremonia de inauguración de París 2024. Djokovic tiene unas creencias religiosas muy arraigadas, igual que gran parte del pueblo serbio, y no le hizo ni pizca de gracia que la organización parodiara la ‘Última Cena’ de Cristo usando a un grupo de ‘drag queens’.

Djokovic ha adoptado la postura de sacar la cruz ortodoxa al término de cada partido para hacer visible la religión cristiana en las entrevistas televisivas. El serbio no tiene la menor intención de ocultar su fe y menos ante una ideología woke que impera en este evento. Si a alguien no van a callar es al serbio, quien recordemos, se opuso a vacunarse contra la Covid-19 por convicciones propias.

En Francia están todavía que trinan por la imagen que dieron en una ceremonia de inauguración que les granjeó más críticas de las esperadas y que no fue el escaparate turístico que esperaban al haber más comentarios sobre temas morales acerca de la belleza de los monumentos de París. «Está claro que nuestra intención no era faltar al respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, nuestra intención era mostrar tolerancia y comunión. Si alguien se ha sentido ofendido, le pedimos disculpas», declaró Anne Descamps, la Directora de Comunicación de París 2024.

Las normas del COI

El Comité Olímpico Internacional publicó una guía para periodistas adoctrinarles sobre el mundillo woke con un apartado titulado Directrices del COI para una representación igualitaria, justa e inclusiva en el deporte. En él, se preocupaban excesivamente por las perspectiva de género. «¡Atención! No debería presumir la identidad de género de una persona. Consulte cómo se identifica y con qué pronombre desea que nos dirijamos a ella», decía la guía.

En esa mismo documento del Comité Olímpico Internacional, el organismo se limita a especificar que hay que «promover y exigir a los medios una cobertura equilibrada y una representación justa de cada deportista en toda su diversidad, independientemente de su género, raza, religión, orientación sexual o situación socioeconómica». Se echa en falta una explicación más clara de las normas como si ocurre en otros asuntos woke.

Djokovic es un gran donante

El tenista es uno de los miembros más destacados de la Iglesia ortodoxa de Serbia. De hecho, esta congregación le distinguió con su mayor condecoración, la Orden de San Sava de primera clase en 2011, por su apoyo a los monasterios ortodoxos en Kosovo.

Además, Djokovic colaboró con una enorme suma de dinero para salvar del cierre la única capilla ortodoxa que hay en Niza (Francia) allá por 2019. El ganador de 24 Grand Slams, en estos momentos de máxima presión contra el cristianismo, ha querido coger la bandera de su religión y visibilizar que no se va a callar ante la ola woke.

Lo primero que hizo Djokovic nada más vencer a Rafa Nadal fue sacar la cruz que llevaba oculta debajo de su camiseta y mostrarla a todas las televisiones del mundo. El serbio, ni mucho menos, se va a dejar amilanar por los comentarios de nadie y menos por su orientación religiosa. Sus compatriotas no han dejado de aplaudir su valiente gesto en estos tiempos convulsos en París.