Investigación
Un espía al servicio de Su Majestad

Corinna y Sanz Roldán: de los piropos en La Angorrilla a «las amenazas» en un hotel de lujo de Londres

Corinna, que había mantenido una relación sentimental con Juan Carlos I durante cinco años, desde que se conocieron en una cacería en tierras castellano-manchegas, se convirtió en un personaje proscrito para el “equipo habitual” de Su Majestad.

La princesa cayó en desgracia a raíz de otra jornada cinegética: el accidente de caza en Bostwana que provocó la fractura de una de las caderas de Don Juan Carlos y su posterior ingreso en un hospital madrileño.

A partir de aquel día, el 13 de abril de 2012, Corinna, que había residido cuatro años en la mansión de La Angorrilla, en El Pardo, caía en desgracia y se veía obligada a abandonar España. El escándalo provocó un cortocircuito en las relaciones sentimentales con Su Majestad (SM), auspiciado por los colaboradores más próximos a Juan Carlos I, entre quienes destacaba Félix Sanz Roldán.

El palacio de La Angorrilla ubicado en El Pardo (Madrid) visto desde el cielo.

Tras el accidente de Bostwana, la princesa alemana no tuvo que esperar mucho tiempo para recibir una llamada del director del CNI en la que le ofrecía protección, en nombre del Rey. La princesa, tras la fatídica cacería, se había puesto en contacto con la Casa del Rey para ofrecer su servicio “para lo que fuera necesario”, pero ya había sido declarada persona non grata.

Don Juan Carlos había presentado a Corinna Sayn Wittgenstein al general Félix Sanz Roldán en el chalé de La Angorrilla un mes antes de la cacería de Bostwana, cuando la princesa alemana residía allí por decisión del monarca. El encuentro se producía en la residencia de verano de SM desde hacía 30 años y que, en aquellas fechas, servía de morada provisional a Corinna cuando viajaba a Madrid. Muchas veces en compañía de su hijo Alexander Sayn Wittgenstein.

Su Majestad organizó un lunch para presentar a su pareja sentimental al responsable de los servicios secretos. Aquel encuentro estaba organizado para que el jefe del CNI se comprometiera a darle protección a su pareja. Por ello, el Rey no dudó en presentar a Corinna al teniente general como “mi novia”.

Del amor al odio hay una orden

Pero, de aquel primer encuentro en una vivienda con muros históricos como La Angorrilla, se pasó a otro con una atmósfera más enrarecida en una suite de un hotel de cinco estrellas en el centro de Londres. La caza del elefante en Botswana y sus consecuencias políticas, que habían hecho añicos todos los vínculos emocionales y sentimentales entre Corinna y Juan Carlos I, desataba otra cacería pero subterránea.

Corinna, que tenía entonces 45 años, se convertía en uno de los objetivos principales de los servicios secretos. También sus propiedades en Mónaco donde poseía un apartamento y dos oficinas, ya que desde 2008 disfrutaba de residencia fiscal. La aristócrata alemana mantenía en el Principado unas excelentes relaciones con el Príncipe Alberto de Mónaco y su esposa Charlène. Incluso, una de sus sociedades, Apollonia Holding, constituida en el pequeño Estado, fue utilizada por la ex pareja del Rey como plataforma para sus negocios en España.

Corinna pasó de recibir piropos a soportar amenazas del director del CNI, como ella misma denunció. La periodista Ana Romero, a quien la princesa alemana acusó de colaborar con el CNI, lo veía de otra manera. En uno de sus libros fake sobre la corona aportaba una versión más edulcorada del viaje a Londres del jefe de los servicios secretos: “Corinna quedó tan contenta con el encuentro con el general que le escribió una carta a una amiga diciéndole que el viejo general de Uclés era ‘para comérselo’. Tan encantador le pareció que el general salió de allí cuatro horas después con el pañuelo perfectamente colocado en la chaqueta y una nueva amiga llamada Corinna”.

La realidad es que sólo la reunión sólo duró una hora y Corinna salió del hotel muerta de pánico, como denunció públicamente y como se constata en los vídeos reproducidos por OKDIARIO.

Félix Sanz Roldán confesó más tarde que acudió al encuentro de Londres, a petición del ex presidente Rajoy y con el conocimiento del Rey, porque las relaciones entre Corinna y SM “podían comprometer la seguridad nacional”, según publicó en El País Miguel González, un periodista generalmente bien informado en los asuntos que afectan a los servicios secretos.

Sin embargo, los papeles en poder de OKDIARIO demuestran que la Dirección del CNI llevó a cabo durante 2012 un operativo de seguimiento de los movimientos de Corinna. Todo ese operativo fue financiado con dinero de los más de 20 millones de fondos reservados que recibía anualmente el CNI de los Presupuestos Generales del Estado.