Besteiro engañó a la Hacienda municipal siendo edil al falsear el coste de la reforma de su casa

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Besteiro en un mitin en Lugo. (Foto: PSdeG)

José Ramón Gómez Besteiro contrató una espectacular reforma de su piso por valor de 52.000 euros. Sin embargo, la licencia de obras que autorizó él mismo como concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Lugo se concedió por un valor mucho más bajo: 9.638 euros. Este hecho mermó el importe del impuesto que debía rendirse al Consistorio del que formaba parte entonces Gómez Besteiro.

La Justicia considera que la tramitación de esta licencia de obras es digna de estudio por varias irregularidades. La primera de ellas es que «si bien la petición de licencia era por importe de 9.638 euros, finalmente las obras se elevaron a la suma de 52.000 euros, según la factura emitida por Construcciones Pedrouzo, lo que ha supuesto un enriquecimiento fraudulento en detrimento de los intereses municipales, toda vez que la tasa a pagar al Ayuntamiento habría sido notablemente superior a los 385 euros».

Paradójicamente, esta cifra fue abonada por Alfonso Quiroga Berdeal, antiguo dueño del piso que, además negaba haber solicitado el permiso de obras. No la abonó el propietario real, Gómez Besteiro, y además no consta «que éste ulteriormente hubiera reembolsado a Quiroga tales tasas». Y ésa es, precisamente, la segunda irregularidad que advierten los investigadores.

Quién pidió la licencia

La licencia está tramitada a nombre de quien, desde hacía un año, ya no era dueño del piso. Según se lee en el auto de la juez Pilar de Lara, titular del juzgado de instrucción número 1 de Lugo, «el peticionario de la licencia de obra menor para ejecutar tales obras, registrada en el Ayuntamiento en fecha 3 de marzo de 2005, es Alfonso Quiroga Berdeal», quien le había vendido el inmueble un año antes al entonces concejal de Urbanismo.

Los investigadores tienen testigos que aseguran que era Gómez Besteiro quien visitaba las obras, como propietario de la vivienda. Es más, según acreditan las pesquisas judiciales, «Alfonso Quiroga no recuerda haber tramitado ninguna petición de licencia de obra para dicho piso». Entonces, ¿quién miente, Quiroga ahora o Gómez Besteiro entonces?

Los investigadores sospechan que ésta fue una maniobra del decaimputado líder socialista para ocultar que «se habría concedido a sí mismo» un permiso de obras. «Dicha licencia está firmada por el concejal de Urbanismo José Ramón Gómez Besteiro por decreto de fecha de 11 de marzo de 2015», explica el auto, «a pesar de existir un claro conflicto de intereses que le habría debido de llevar a abstenerse en la resolución del mencionado expediente».

Un pago muy sospechoso

La autolicencia de obras de reforma en su piso privado, comprado poco antes por 138.000 euros, encierra más irregularidades que la Justicia investiga en el marco del caso garañón. Una frase de la juez que lo investiga resume la tercera sospecha de los investigadores: «Gómez Besteiro ordenó la realización de obras de reforma en el piso recién adquirido existiendo indicios bastantes para considerar que tales obras podrían haber sido objeto de regalo por Construcciones Pedrouzo, cuyo gerente era cuñado de María Novo, quien ulteriormente también sería concejal de Urbanismo, tratando de justificar ulteriormente los pagos realizados mediante la elaboración de una factura por Construcciones Pedrouzo».

La razón por la que el juzgado plantea estas dudas queda clara unas líneas más adelante del auto de la magistrada De Lara: «A tales conclusiones se llega teniendo en cuenta que habiendo sido ejecutadas las obras de reforma en 2005 y 2006, sin embargo, la factura no se emite sino hasta cinco años después, en fecha 11 de octubre de 2010, a nombre de Begoña Rocha Blanco, esposa de José Ramón Gómez Besteiro. Dicha factura aparece pagada el 11 de octubre de 2010 con cargo a la cuenta bancaria de Gómez Besteiro».

Es decir, que Gómez Besteiro ejecutó en 2005 una reforma cuyo precio (52.000 euros) se acercaba a la mitad de lo que había pagado por el piso (138.000 euros) pero sólo la abonó cinco años más tarde, cuando ya se investigaba el caso Garañón.

La justicia  duda incluso de que los pagos fueran reales. De cualquier modo, los investigadores dan por seguro que la operación tiene zonas oscuras que tendrán que esclarecerse: «En el mejor de los casos, de ser ciertos los pagos efectuados, cuestión que habrá de investigarse, se podría hablar de un trato de favor por parte de Constructores Pedrouzo a Gómez Besteiro, toda vez que no es habitual que una constructora espere cinco años en cobrar unas obras, menos aún teniendo en cuenta su elevado importe y la crisis económica sufrida, especialmente en el sector del ladrillo, no constando que durante todo este tiempo Construcciones Pedrouzo haya efectuado reclamación pecuniaria alguna a Gómez Besteiro».

Pero la investigación deja al claro una sospecha aún mayor: «Si ya de por sí, el transcurso del tiempo es suficiente para considerar que el documento en cuestión puede ser un documento ficticio, elaborado para encubrir presuntas responsabilidades, al estar en marcha la investigación, más llamativo resulta que el abono realizado no conste como como es obligatorio en la contabilidad de Construcciones Pedrouzo».

 

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