Investigación
Máxima expectación ante su declaración del lunes

Bárcenas cumplirá su pacto con el PP: no tirará de la manta a cambio de que salven a su mujer

El ex tesorero del PP Luis Bárcenas consumará este lunes el pacto secreto que ha alcanzado con la actual dirección del partido: durante su declaración como acusado ante la Sección Segunda de la Audiencia Nacional, que juzga la primera etapa del caso Gürtel, no implicará a ningún dirigente popular en la financiación irregular del partido.

Bárcenas se remitirá a los documentos que ya han sido aportados a la causa para intentar justificar el origen de su patrimonio: atribuirá los 47 millones de euros que llegó a tener depositados en Suiza a sus ingresos regulares (como senador y tesorero del PP), sus inversiones en el extranjero y su actividad de compra-venta de obras de arte. Y negará, hasta donde le sea posible, el cobro de comisiones ilegales por parte de altos cargos de su partido.

De este modo, se desmarcará por completo de la estrategia del cabecilla de la Gürtel, Francisco Crespo, quien durante su declaración como acusado aseguró haber entregado un millón de euros al exconsejero de la Comunidad de Madrid Alberto López Viejo, reconoció el pago de comisiones por parte de empresarios a cambio de la adjudicación de contratos públicos y pronunció unas palabras demoledoras: «Génova era mi casa, yo pasaba mucho tiempo allí».

OKDIARIO ya avanzó en exclusiva el pasado mes de septiembre que Luis Bárcenas había llegado a un pacto secreto con la dirección del PP para desactivar dos de las causas judiciales que más inquietud han sembrado en la calle Génova durante los últimos meses: el juicio de la primera etapa de la trama Gürtel (1999-2005) y el caso de la destrucción de sus ordenadores en la sede del PP.

El ex tesorero quiere salvar a su esposa

Bárcenas aceptó retirarse como acusación particular en esta última causa, en la que el PP está imputado como persona jurídica, junto a su actual tesorera, Carmen Navarro, el informático José Manuel Moreno y el asesor jurídico del partido, Alberto Durán, quien asumió la responsabilidad de destruir los discos duros.

De reste modo, apelando a la doctrina Botín, la dirección del PP confía que la investigación sobre la destrucción de los ordenadores de Bárcenas quede en nada: sólo siguen personadas en la causa las acusaciones populares ejercidas por el PSOE, Izquierda Unida, la Asociación Justicia y Sociedad y Los Verdes, que no son perjudicados directos en el proceso.

Tras aquel primer paso, Luis Bárcenas cumplirá a partir de este lunes su segundo compromiso adquirido con el PP: durante su declaración como acusado en el juicio de la trama Gürtel, evitará implicar a cualquier cargo público actual del partido. A cambio, espera recibir un trato más benevolente de la Fiscalía, al menos para su mujer, Rosalía Iglesias, que afronta una petición de pena de 24 años de prisión.

Para llegar a este desenlace, las negociaciones entre la dirección del PP y su antiguo tesorero se han prolongado durante más de un año por una doble vía. Por un lado, Bárcenas ha mantenido contactos discretos con un alto cargo del anterior equipo del Ministerio de Interior para resolver los aspectos jurídicos de ambas causas.

Un año de negociaciones discretas

A nivel político, las conversaciones se han desarrollado a través de un diputado procedente de la vieja guardia de Alianza Popular (con el que Bárcenas mantiene una estrecha amistad desde los tiempos de Manuel Fraga), hoy próximo a la secretaria general María Dolores de Cospedal.

Durante el tiempo que han durado las conversaciones, Luis Bárcenas ha utilizado la estrategia del palo y la zanahoria: ha dejado entrever que todavía tiene documentos suficientes para llevarse por delante a la actual dirección del partido, pero se ha mostrado dispuesto a alcanzar un acuerdo.

Quienes le conocen bien, aseguran que es un hombre fiel a sus siglas, que sólo sería capaz de consumar la amenaza si ve el riesgo cierto de que su esposa pueda entrar en prisión. Finalmente, en la sede de Génova se dispararon todas las alarmas el pasado 29 de julio, cuando la Sala de la Audiencia Nacional que juzga la primera etapa del caso Gürtel aceptó llamar a declarar como testigos a los ex dirigentes del PP Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes, Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja.

Tanto la Fiscalía Anticorrupción como la defensa de Bárcenas, dirigida por el letrado Francisco Maroto, habían solicitado estas comparecencias para aclarar la financiación de las campañas electorales del PP, así como la adjudicación de contratos públicos a empresas que han realizado donaciones al partido.

Una operación de acoso y derribo

En aquel momento, Mariano Rajoy mantenía las negociaciones para formar su nuevo Gobierno y aún no tenía asegurada la Presidencia. La dirección del PP temía que el inicio del juicio del caso Gürtel se convirtiera en una operación de acoso y derribo contra el partido.

Durante las últimas semanas de agosto –mientras el entonces líder del PSOE Pedro Sánchez se dedicaba a recorrer las playas españolas– se cerraron los últimos flecos del acuerdo entre la dirección del PP y su antiguo tesorero.

En el mes de septiembre, Bárcenas cumplió la primera parte del acuerdo al retirarse como acusación particular en el caso de los ordenadores. A partir de este lunes, representará ante el tribunal de la Audiencia Nacional la segunda parte del guión.