Investigación
entrevista

Álex D., ex trabajador sexual: «La sauna del suegro de Sánchez era un local de prostitución pura y dura»

"Era un sitio demasiado sórdido hasta para ser una sauna. Muy poco cuidado, muy sucio"

Álex D. [nombre ficticio] conoce bien los entresijos de la noche madrileña. Aunque nunca trabajó directamente en la sauna Adán, visitó el local en varias ocasiones y mantuvo estrecho contacto con quienes ejercían allí la prostitución. Su testimonio arroja luz sobre un establecimiento que, según afirma, funcionaba como «un club de alterne puro y duro» durante los años noventa y principios de los 2000.

«Era un sitio demasiado sórdido hasta para ser una sauna. Muy poco cuidado, muy sucio», recuerda Álex, quien llegó a Madrid en 1998 con apenas 18 años y ejerció la prostitución durante algunos años. Hoy rememora aquellos años con la perspectiva de quien conoció el ambiente desde dentro.

La hoy ya cerrada sauna Adán, situada en la calle San Bernardo de Madrid, en un local de 344 metros cuadrados, tenía una reputación nefasta en el barrio. «Era conocida como un sitio para comprar droga y buscar chicos de compañía», explica. En su interior, describe un local con una decoración kitsch: sofás, esculturas, flores de plástico y un ambiente predominantemente azul que intentaba sin éxito ocultar la suciedad omnipresente.

El funcionamiento del local seguía las mismas dinámicas que cualquier club de alterne heterosexual. Los trabajadores sexuales, principalmente extranjeros de Brasil y Colombia, pagaban una parte de sus ganancias a la casa, además del alquiler de las cabinas.

El vínculo con las drogas era evidente. «Cuando la gente quería pillar droga en Chueca decían ‘vamos a Adán que ahí siempre hay’», recuerda. Los porteros y trabajadores participaban en la venta o la permitían a cambio de dinero.

Durante su última visita hace cinco años, Álex vivió un episodio revelador. Le robaron dinero que había escondido cuidadosamente dentro de su zapato, en una taquilla cerrada. Al descubrir una cámara oculta en el vestuario –algo completamente ilegal– y amenazar con llamar a la Policía, le devolvieron el dinero. «Me lo devolvieron en billetes de 200 euros. Yo lo tenía en billetes de 50», recuerda.

Un político le había advertido años antes: «Allí no, porque allí hay mucha mafia, hay mucha Policía y allí graban a la gente». La advertencia cobró sentido aquel día.

Álex no supo hasta hace unos años que el propietario era el padre de Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez. Su reacción fue de rabia ante la hipocresía: «Eso ha dado mucho lucro, y desde luego mucho lucro en dinero negro». Cuando se le pide que defina la sauna Adán en tres palabras, no duda: «Antro, antro, antro».