Internacional

Venta de armas de EEUU a Arabia Saudí por 1.150 millones de dólares y de aviones a Irán por 25.000

En los negocios no hay amigos ni enemigos, hay clientes. Y aunque en las relaciones internacionales sí hay aliados y rivales, un trato controvertido con uno se puede compensar con el que alcances con otro y lograr que ninguno de ellos saquen ventaja y, al mismo tiempo, tú hagas dos grandes negocios. Eso ha ocurrido este miércoles entre Estados Unidos, Arabia Saudí e Irán: Boeing ha recibido permiso de Washington para vender aviones al país de los ayatolás y el Congreso aceptó una transacción millonaria de armas a Riad.

¿Inicia EEUU una carrera por el dominio en la región de Oriente Próximo? Si acaso, continúa la rivalidad. Y que ambos países compitan por la hegemonía no es responsabilidad de las empresas americanas, pensarán sus gestores, que se han limitado a pedir permisos y licencias legítimamente y conseguir su aprobación.

La operación con Teherán será mucho mayor que la impulsada con Riad: se estima el pedido en más de 25.000 millones de dólares para la compañía aeronáutica estadounidense, que colocará aparatos nuevos en Irán, algo inédito desde la Revolución Islámica de 1979.

Esta aprobación por parte de la Administración estadounidense, que llega en forma de licencia, se refiere a un pedido que la compañía Iran Air realizó al constructor estadounidense en junio.

Entretanto, el Senado de EEUU aprobaba la venta de tanques y otros equipos militares sofisticados a Arabia Saudita. La decisión se ha tomado por la inversa, al boquear –por 71 votos a favor y 27 en contra– un proyecto de ley contrario a esta transacción. 

De esta forma, y a pesar del negocio civil con la República Islámica, Washington sella con fuerza su alianza militar preferencial con la monarquía saudí, ya que la operación ha concitado muchas críticas, dada la presencia bélica de Riad en la guerra de Yemen.

El proyecto para detener la negociación –aprobada el pasado 9 de agosto por el Departamento de Estado de EEUU– había sido iniciado por los senadores Rand Paul (republicano) y Chris Murphy (demócrata), precisamente por el papel de Arabia Saudí en Yemen, alentando una guerra ‘proxi’ en un escenario apartado con Irán, que apoya a los rebeldes hutíes en el país.