Internacional

El terrorismo yihadista tras la muerte de Abu Bakr al-Baghdadi

La muerte oficial de Abu Bakr al-Baghdadi, el cabecilla del grupo terrorista Daesh, abre un nuevo escenario para el terrorismo yihadista global y la comunidad internacional. El golpe que ha recibido el grupo terrorista más peligroso de la última década debilita a la organización pero no significa su destrucción. Lejos de ello. La muerte de al-Baghdadi durante una operación liderada por las fuerzas especiales estadounidenses en Siria llega meses después de anunciarse la derrota territorial de Daesh en el país, en marzo de este año, la cual tampoco supuso su derrota ideológica. La lucha contra el terrorismo yihadista internacional, por tanto, entra en una nueva era sin un líder carismático pero con una base social y una capacidad militar, pese a que aminorada, que seguirán impulsando a la organización aun activa. Para algunos la muerte de Baghdadi puede traer consecuencias potencialmente devastadoras para la comunidad internacional como sería la reunificación entre las distintas organizaciones terroristas.

«Parece poco probable que la muerte de Al-Baghdadi tenga un impacto inmediato en las operaciones del grupo. Oficiales estadounidenses han dicho al International Crisis Group (ICG) que creían que el liderazgo de Daesh estaba emitiendo líneas de orientación para la organización global (afiliados y simpatizantes en todo el mundo), no en la dirección del día a día», según Sam Heller, analista principal de ICG en grupos armados no estatales. Pese a ello, su impacto será notorio a nivel mundial porque el grupo terrorista estaba actuando como un ente transnacional y con una ideología y un programa claro liderado por un cabecilla que representaba el guia espiritual y estratégico de la organización. «La muerte del ‘califa’ de Daesh puede afectar la influencia del grupo sobre su circunscripción mundial de simpatizantes, que han amplificado su impacto terrorista al perpetrar apuñalamientos y asaltos que Daesh podría reclamar como propio», escribe Heller.

«Es probable que Daesh use la muerte de Bagdadi para volver a unir a sus partidarios en nombre de la venganza. Sin embargo, los días de sus militantes luchando hasta el último aliento parecen haber terminado. Su líder en Siria, Abu Ayman al-Iraqi, tuvo que desplegarse en primera línea acompañado por solo seis combatientes durante su batalla final. Lo abandonaron, dejándolo ser asesinado por las SDF. En su apogeo, Daesh no habría necesitado comandantes de esta antigüedad en el frente», escribe Lina Khatib, directora del programa de Oriente Medio en el think tank Chatham House.

Siria

En Idlib, donde falleció el terrorista más buscado del mundo, alberga diversos grupos terroristas incluidos rebeldes sirios hostiles a Daesh que aprovecharán este momento para revisitar su misión. Los expertos dijeron que la pequeña localidad de Barisha, en la provincia septentrional siria de Idlib, y otras aldeas vecinas están bajo el control de grupos extremistas afiliados a al-Qaida. En la actualidad en Siria operan diversos grupos militantes islámicos que, en muchas ocasiones, se solapan unas con otras y, en otras, se enfrentan. La provincia de Idlib, en Siria, es conocida como el último bastión opositor en Siria y está controlada por una coalición de milicias rebeldes, entre ellas destaca Hayat Tahrir al-Sham (HTS, Organismo de Liberación del Levante), antiguo afiliado sirio de Al Qaeda que ha terminado por ser un rival acérrimo de Daesh.  «En el bastión de Idlib se encuentra una miríada de facciones insurrectas al Gobierno del presidente sirio, Bachar al Asad -apoyadas por Turquía- y otras islamistas que dejaron de tener vínculos o siguen teniendo lazos con Al Qaeda, según Isaac J. Martín de EFE.

Uno de los grupos que más establecidos están en la zona es Hurras al-Din (Guardianes de la Religión), supuestamente el grupo más cercano a Daesh en Idlib y afiliado de al-Qaeda, que a pesar de ser militarmente fuerte su popularidad es limitado entre los residentes locales. «Aunque generalmente se supone que Hurras al-Din es un afiliado de Al Qaeda, de hecho es una reagrupación de los yihadistas de Daesh en el noroeste de Idlib después de que esta última organización terrorista fuera expulsada de Mosul y Raqqa y fuera asediada por los ataques aéreos en el este de Siria de la coalición liderada por Estados Unidos,» escribe Nauman Sadiq en Eurasia Review.

Hurras al Din surgió en Siria a principios de 2018 después de que varias facciones y miembros se separaron de Hayat Tahrir al-Sham (anteriormente conocido como Frente al-Nusra) tras la decisión de al-Nusra de cortar los lazos con Al Qaida. «Los grupos afiliados al Daesg y al-Qaida en Siria no están de acuerdo ideológicamente, pero ahora se enfrentan a una amenaza existencial común de Estados Unidos y Rusia. Así que creo que al-Baghdadi terminó en Idlib al llegar a un acuerdo con Huras al-Din y otros grupos que están activos allí ”, Sadradeen Kinno, un investigador sirio que sigue de cerca a los grupos militantes islámicos en el país a Voice of America.  Hurras al Din es la imagen de Al Qaeda en Siria, después de jurar lealtad a su líder, el egipcio Ayman al Zawahiri, quien sucedió a Osama Bin Laden y tomó el bastón de la organización yihadista. No deja de sorprender que pese a que Al Qaeda y Daesh sean son rivales en el terreno por el control en Siria, Al Bagdadi estuviera en territorio controlado por su contrincante.

La cuestión kurda

Las milicias kurdosirias que han liderado la lucha contra el grupo yihadista Daesh en Siria reivindicaron su contribución a la operación estadounidense durante la que murió el líder de esa organización terrorista, Abu Bakr al Bagdadi, y a la que ofrecieron apoyo para lograr acorralarlo. Bajo presión por la invasión turca Turquía que lanzó una ofensiva el 9 de octubre contra las milicias kurdosirias, a las que considera «terroristas», contra el norte de Siria donde ha establecido una «zona de seguridad» en la que aspira reasentar a dos millones de refugiados sirios que acoge en su país, algo que los kurdos consideran una «limpieza étnica». La invasión turca es un caldo de cultivo idóneo para los kurdosirios que podrían por terminar mostrando algún tipo de apoyo a Daesh. Redur Xelil, un alto oficial de las FSD, dijo en una rueda de prensa que «Turquía debería explicar lo que Al Bagdadi estaba haciendo en una área controlada por Turquía en Idlib, en un lugar muy cercano a la frontera turca».

Combatientes y simpatizantes de Daesh 

Con el Ejército sirio superado por la guerra que comenzó en 2011 y el iraquí en retirada, Al Bagdadi pasó a dominar un amplio territorio en el que el 29 de junio de 2014 proclamó el califato islámico, un sistema creado en el siglo VII y abolido por Turquía en 1926, y que rigió como un país independiente, en el que hasta acuñó moneda. Así logró establecer una red de combatientes y simpatizantes que es imposible calcular con exactitud (según un informe reciente del inspector general del departamento de Defensa, Daesh tiene entre 14,000 y 18,000 miembros que han prometido lealtad a al-Baghdadi). «Si bien la muerte de su líder es un tremendo golpe para el grupo, alrededor de 10,000 combatientes de ISIS permanecen en la región y continuarán llevando a cabo ataques de guerrilla y buscando nuevos territorios», dijo el representante Mike Rogers, el republicano de rango en el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes. «La muerte de Baghdadi es ciertamente un golpe para Daesh que se ha reducido a nivel mundial. Pero Daesh también es resistente y adaptable. Todavía tenemos que evitar darle nuevas oportunidades para reafirmarse, en Siria, Irak y en todo el mundo», escribe Sam Heller.

Daesh más allá de Siria e Irak 

La clave del mensaje yihadista de Daesh as la noción «matar donde estés», el cual ha alentado a una red de seguidores en todo el mundo, incluidos en Estados Unidos, a llevar la violencia a distintas esquinas del mundo, por lo que la presencia global de Deash son los puntos de apoyo sobre los que seguirá lanzando su mensaje. A pesar de la pérdida de su autodenominado califato territorial en Irak y Siria, Daesh ha ampliado su alcance para incluir 14 afiliados separados en países de Asia y África. Fuera de Siria parece que el grupo está cogiendo más fuerza. El simbolismo del movimiento terrorista global es gran parte de la efectividad de la propaganda y de la capacidad de recluir a terroristas en todo el mundo haciendo que su papel de apoyo y orientación sea uno de los pilares sobre los que opera.  Como una organización terroritsta internacional, y desarrollada con características propias de nuestros tiempos, Daesh es un grupo con presencia global. A medida que perdía territorio en Siria e Iraq centraba su foco en provincias lejanas y en lugares como Nigeria o Afgnaistan, donde hay una guerra insurgente y se producen ataques terroristas periódicos, donde buscarán demostrar su fuerza. La relevancia del grupo continuará posterior a la muerte del líder como lo hizo tras el fin de su autoproclamado califato como la serie de ataques suicidas coordinados contra iglesias y hoteles en Sri Lanka, el ataque terrorista internacional más mortífero del grupo, tras el anuncio de la derrota territorial en marzo.

Por ahora el grupo no ha señalado públicamente quién sucederá a Al Bagdadi y se ponga al frente de la organización terrorista pero los expertos antiterroristas esperan que lo anuncien en los próximos días o semanas.  La muerte del líder de Daesh no hace que la lucha contra los terroristas y extremistas termine, Daesh evolucionará como lo ha hecho en otras ocasiones, un grupo que se adapta rápidamente a circunstancias nuevas. Cientos de inocentes han muerto en hoteles, mezquitas y salas de conciertos desde París hasta el Sinaí, desde Beirut hasta San Bernardino, California, y es probable que vuelva a suceder.

El futuro inmediato de Daesh depende más de las dinámicas locales en Siria que de si todavía tiene un líder o no. Las líneas de acción que se lanzan desde arriba seguirán pero el grupo terrorista ya tiene esquemas y maneras de operar avanzadas y que quiere que estén disponles para los adheridos a la causa. Así se sabe que los insurgentes tienen toda una serie de teorías y tácticas detrás y que Daesh sigue está interesado en difundir ese conocimiento en toda la organización. Quizás sea el cambio de ataques grandes a ataques más pequeños. Una vez más, ni la derrota territorial, ni la muerte de su cabecilla terminará con la ideología extremista y yihadista que sacude al mundo en el siglo XXI.