Putin llega en posición ventajosa a la reunión en Berlín con Merkel y Hollande
Este miércoles, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, se reunirán en Berlín con el mandatario ruso, Vladimir Putin. Al encuentro acudirá, para completar el llamado ‘Cuarteto de Normandía’ el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, quien afirma no tener «muchas expectativas» en lo que respecta a lograr algún avance respecto al conflicto en la frontera entre Ucrania y Rusia. A la capital alemana llega Rusia en posición de poder, con los resortes de activación y desactivación de los dos conflictos que más preocupan a los líderes europeos: el de Siria y el de Ucrania.
El encuentro es oficialmente para repasar la implementación efectiva de los acuerdos de Minsk II, alcanzado en febrero de 2015 y que suponían el alto el fuego inmediato en las regiones del este ucraniano, de mayoría rusófona y en las que unas milicias apoyadas presuntamente por Moscú se levantaron en armas en 2014 tras la revolución popular que sacó del poder al presidente prorruso Victor Yanukovich.
En todo caso, tanto Merkel como Hollande han previsto y anunciado aprovechar el encuentro con Putin para tratar la situación en Siria. En el país de Oriente Próximo, cuya guerra civil dura ya casi seis años y en la que más de 300.000 personas han muerto y alrededor de ocho millones se han visto obligados a dejar su hogar –cuatro permanecen desplazados dentro del país y otros cuatro han huido fuera de las fronteras causando desequilibrios sociales y problemas políticos, entre otros países, a Francia y Alemania.
Precisamente Rusia, que decidió intervenir en Siria desplazando tropas y aviones por primera vez de manera oficial en una acción bélica fuera de su país a principios de septiembre de 2015, ha anunciado este martes que dejará de bombardear la ciudad de Alepo, en coordinación con el régimen de Bashar al Assad. La idea es favorecer el establecimiento de corredores humanitarios para abastecer a la población e incluso para darle salida a los civiles que deseen abandonar la ciudad.
El inesperado anuncio de Moscú se ha justificado en que es un «gesto de buena voluntad» para permitir la evacuación de civiles de esta ciudad intensamente bombardeada desde hace un mes, lo cual podría hasta sugerir una inminente ofensiva más potente que las lanzadas hasta el momento. Según el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, la decisión no está «de ninguna manera» vinculada con las críticas de países occidentales contra la brutalidad de los bombardeos.
Ucrania, una agenda oficial en segundo plano
Así, la agenda oficial ucraniana para la reunión de Berlín quedará en segundo plano, motivo por el que el presidente del país, Petro Poroshenko, ha admitido este martes que no es muy optimista de cara a la cumbre. «Para el encuentro de mañana, no tengo muchas expectativas», ha admitido el mandatario ucraniano en declaraciones a los periodistas en Oslo. «Sí, soy muy optimista sobre el futuro de Ucrania, pero desafortunadamente no mucho sobre la reunión de mañana», ha dicho.
No obstante, Poroshenko ha asegurado que está abierto a «sorpresas» de cara a dicha cita, en la que los cuatro países intentarán dar un nuevo impulso a la resolución del conflicto de Ucrania. Desde abril de 2014, han muerto en las regiones separatistas más de 9.600 personas.
El ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, ha instado a los gobiernos de Rusia y Ucrania a «ir más allá» en el repliegue militar acordado en Minsk II, en aras de una «sinceridad» que pueda permitir avances sobre el terreno. Por parte de Kiev, París espera «un compromiso detallado sobre el estatus del Donbass y un calendario».
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