Internacional

Nuevas pruebas de la autoría iraní de los ataques sobre Saudi Aramco

Un informe de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos aporta más indicios de que los drones que descargaron el ataque sobre las instalaciones de Saudi Aramco eran iraníes. Aunque el documento no es concluyente, confirmaría la tesis defendida por las autoridades saudíes. Teherán niega cualquier implicación y descarga la responsabilidad hacia rebeldes hutíes de Yemen, que reclamaron la autoría en un comunicado.

El contenido del informe ha sido publicado en exclusiva por Reuters. El documento se ha elaborado a partir de un análisis de los restos encontrados en uno de los lugares bombardeados -la central petrolera de Abqaiq, cerca de la costa oriental de Arabia Saudí. Este análisis ha revelado que al menos uno de los drones recorrió cerca de 200 kilómetros antes de lanzar sus proyectiles contra el blanco.

Entre los escombros, se han encontrado, además, fragmentos de motor que guardan muchas similitudes con un modelo iraní de vehículo aéreo no tripulado (UAV, por sus siglas en inglés). Estas aeronaves tienen un alcance de 900 kilómetros y, según el informe, es muy poco probable que los hutíes de Yemen dispongan de tal material bélico. Igualmente, se ha identificado un circuito integrado que lleva la marca de fábrica en idioma farsi y el nombre de SADRA, una empresa vinculada al régimen de los ayatolás, aparece en el cableado de uno de los dispositivos.

Estos indicios llevan a los autores indican que el ataque sobre las instalaciones de la petrolera se originó al norte del enclave “con una alta probabilidad”. Una fuente de Reuters, citada pero no identificada, ha afirmado que los 18 drones que bombardearon Abqaiq durante 17 minutos despegaron de la base de Ahvaz, cerca de la frontera con Irán. Esa teoría, sin embargo, no ha sido ni confirmada ni desmentida.

“Como muchas naciones han concluido, no existen alternativas plausibles a la responsabilidad iraní”, ha comentado a Reuters Brian Hook, enviado especial de Estados Unidos para Irán. No obstante, el texto de inteligencia no emplea un tono tan taxativo. Sus resultados no son incontrovertibles y se advierte de que la investigación debe continuar.

Las conclusiones del informe han sido presentadas ante la Asamblea General de Naciones Unidas por la embajadora estadounidense Kelly Clark. Por su parte, Rosemary di Carlo, subsecretaria general de Naciones Unidas para la Construcción de Paz y Asuntos Políticos, ha informado a los miembros del Consejo de Seguridad de que la investigación está todavía en marcha.

Los representantes de la república islámica han continuado con su línea de defensa habitual, consistente en negar las acusaciones y desviar la responsabilidad hacia los milicianos yemeníes. El embajador ante Naciones Unidas Majid Takht Ravanchi ha aprovechado, además, para criticar duramente las sanciones impuestas por la Casa Blanca; se ha referido a la política de Washington como “terrorismo económico”.

El ataque sobre la central de Abqaiq supuso un golpe importante para la economía saudí, muy dependiente de las exportaciones de petróleo. A mediados de septiembre, cuando tuvo lugar el bombardeo, la producción estatal de crudo se vio reducida a la mitad. No obstante, unas semanas después, el funcionamiento normal de la maquinaria petrolera del Reino quedó restablecida sin mayores complicaciones. Este mes de diciembre, Saudi Aramco ha protagonizado la mayor salida a bolsa de la historia y su valor se sitúa por encima de los dos billones de dólares.

Sanciones a jueces

Los bombardeos sobre Arabia Saudí, el aliado más poderoso de Estados Unidos en el golfo Pérsico, ha erosionado más todavía las tensas relaciones entre Washington y Teherán. La tensión entre ambos actores se ha recrudecido desde que Estados Unidos decidió salir del acuerdo nuclear en 2018. El pasado verano, las fricciones alcanzaron un clímax con la retención de varios barcos petroleros por parte del país asiático en aguas del estrecho de Ormuz.

Las malas relaciones, sin embargo, no se han disipado. Este viernes, el secretario de Defensa de Estados Unidos Mike Pompeo ha confirmado sanciones contra los jueces Abdolghassem Salavati y Mohammad Moghisseh por, según el político estadounidense, “abusar de los derechos de activistas como Nasrin Sotoudeh, condenada a 33 años de cárcel por defender los derechos humanos, y de Xiyue Wang, un estudiante estadounidense que acaba de ser liberado después de tres años en prisión”.