Tiroteo

Una mujer es abatida después de entrar con un rifle a una megaiglesia de Estados Unidos

El tiroteo se ha producido en la tercera megaiglesia más grande de Estados Unidos

Un niño de 5 años se encuentra en estado critico después de recibir un disparo

La mujer fue abatida por dos agentes que se encontraban fuera de servicio

Mujer abatida Houston
Iglesia Lakewood.

Una mujer ha sido abatida este domingo en Houston, Estados Unidos, después de que entrase en la megaiglesia Lakewood con un rifle. Dos agentes que se encontraban fuera de servicio y, que realizaban labores de seguridad en el complejo, dispararon contra la asaltante al verla entrar armada. Antes de morir la mujer hizo alusión a una «posible bomba», pero los agentes no encontraron nada.

Durante el suceso dos personas resultaron heridas, un hombre y un niño de cinco años que se encuentra grave. El tiroteo ocurrió entre ceremonias religiosas en la megaiglesia, a la que suelen acudir unas 45.000 personas cada semana, lo que la convierte en la tercera megaiglesia más grande de Estados Unidos.

Troy Finner, jefe de la Policía de Houston, dijo que la mujer «ingresó al templo con un arma larga y una mochila en la espalda poco antes de las 2 de la tarde e iba acompañada por un niño de unos cinco años». Indicó que el pequeño fue trasladado a un hospital y se encuentra en estado crítico.

La iglesia fue fundada por el telepredicador John Osteen en 1959. Actualmente la dirige su hijo, el también predicador y escritor Joel Osteen, transmitiendo sus servicios a millones de personas.

El tiroteo comenzó antes de una misa

El suceso ha tenido lugar justo antes de que comenzase la misa en español. «No puedo imaginar si esto hubiera sucedido en la misa de las 11 de la mañana, damos gracias a Dios por eso», comentó el sacerdote Osteen en un canal de televisión local. Además, dijo que «oraría por las personas que han resultado heridas».

Por otro lado, múltiples testigos de lo sucedido han relatado lo sucedido en varias cadenas locales de Houston: «Cuando entré vi gente corriendo que decía ‘están disparando’, y se oían balazos. Tratamos de abrir algunas puertas en el pasillo pero estaban atrancadas. Algunos salieron a buscar sus coches, pero otros como yo no sabíamos dónde ir. Un voluntario que trabaja en la iglesia nos refugió en una habitación y nos pidió que nos metiéramos en los baños», comentaba una mujer.

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