Internacional

Los mercenarios rusos de Wagner reclutan a la desesperada niños en colegios en Moscú

El grupo Wagner ahora recurre a colegios al no poder ir a las cárceles tras disputas con la cúpula militar rusa

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El grupo mercenario ruso Wagner intenta reclutar niños a la desesperada en colegios de Moscú, distribuyendo cuestionarios y recopilando datos de contacto de alumnos interesados que podrían querer convertirse en «jóvenes guerreros», según ha informado este lunes el Ministerio de Defensa británico.

Esta decisión de ir a los colegios a por los niños se debe a que el propietario del grupo de mercenarios, Yevgeny Prigozhin, no puede recurrir a las prisiones rusas, debido a las continuas disputas con la cúpula militar del Kremlin, según la información de inteligencia que maneja el Ministerio de Defensa, a los que prometía indultos. Unas disputas de los mercenarios que se añaden a las de los últimos días, cuando su líder amenazó al presidente de Rusia, Vladímir Putin, si no le suministraba más munición, con abandonar Bajmut. Allí la ofensiva rusa para capturar esta ciudad en el este de Ucrania parece haberse estancado.

En este sentido, desde el Instituto para el Estudio de la Guerra de Estados Unidos (ISW, por sus siglas en inglés) se ha afirmado que no se han confirmado avances recientes de las fuerzas rusas, en medio de duros combates por la ciudad del este de Ucrania.

Oficinas del Grupo Wagner en San Petersburgo (Foto: Europa Press – Maksim Konstantinov).

Una ciudad que ha sido objeto de una sangrienta campaña de Moscú durante meses con pérdidas devastadoras en ambos bandos y la población civil. El Kremlin considera esta antigua ciudad minera, donde vivían 70.000 personas antes de la guerra, estratégica, afirmando que su captura es clave para apoderarse de la preciada región de Donbás.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha prometido no retirarse a pesar de la invasión rusa. Su objetivo es ahora ganar tiempo mientras reduce a las fuerzas rusas y ganar tiempo.

Sin embargo, las sanciones occidentales sólo han afectado a bancos rusos, personas adineradas e importaciones de tecnología. Pero después de un año de restricciones de gran alcance destinadas a degradar el arsenal bélico de Moscú, la vida económica de los rusos de a pie no parece muy diferente de lo que era antes de la invasión de Ucrania.

No hay desempleo masivo, ni caída de la moneda, ni colas ante bancos en quiebra. El surtido de los supermercados apenas ha cambiado, con marcas internacionales todavía disponibles o sustitutos locales que ocupan su lugar.

La afluencia a los centros comerciales moscovitas ha disminuido, pero no drásticamente. Algunas empresas extranjeras, como McDonald’s y Starbucks, han pasado a manos de propietarios locales que han cambiado el nombre de los menús.