Internacional

Marruecos no quiere caer en la trampa mediática del Frente Polisario

Saad Eddine el-Othmani, primer ministro marroquí, ha evidenciado el rechazo del reino alauí de participar de la guerra mediática iniciada por el Polisario. El primer ministro ha salido a denunciar lo que ha denominado una «campaña de difamación» del Frente Polisario. Y lo ha hecho de forma contundente: «es una muestra más de que el Frente Polisario quiere hacer creer a la gente en victorias imaginarias».

La única posibilidad de atacar Akka es desde territorio argelino, tal y como han apuntado desde varias fuentes, por lo que, de haber sido cierto, podría haber provocado una grave situación diplomática entre Marruecos y Argelia. Sin embargo, al igual que en otras ocasiones, no se ha podido corroborar la información ofrecida por la agencia saharaui.

El Frente Polisario, el movimiento que continúa apoyando desde Argelia el desarrollo de un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental, ve como las posibilidades de que este hecho se produzca, son cada vez más reducidas. El movimiento sigue anclado temporal y diplomáticamente en una época que ya ha pasado, mientras el Sáhara ha conseguido un desarrollo palpable con el apoyo de Marruecos, pues no deja de atraer inversiones extranjeras en sectores como las energías renovables o el turismo.

La pérdida de apoyo internacional ha conminado al Polisario a una campaña mediática con la que busca atraer la atención de una parte de esta comunidad internacional sobre una lucha que ya no es sobre el terreno, sino sobre lo ideológico, y que, por tanto, está repleta de difamaciones y noticias falsas. La última de ellas, esta misma semana, indicaba la muerte de tres militares marroquíes en un ataque a una guarnición marroquí en la región de Akka.

Recurrentemente, el Frente Polisario suele anunciar actuaciones contra las Fuerzas Armadas de Marruecos, con las que avivar la llama de una lucha que cada vez tiene menos apoyos. El reconocimiento de Estados Unidos a la soberanía marroquí del Sáhara, junto a la promesa de una inversión de más de 3.000 millones de dólares en la región, ha supuesto un enorme varapalo para las pretensiones del Polisario.

Poco antes de dicho reconocimiento por parte de Washington, el Polisario protagonizó uno de los últimos momentos de tensión real con Marruecos, al bloquear el paso que une el Sáhara con Mauritania. Varios miembros del Frente Polisario ocuparon la única carretera que conecta Marruecos con el África Occidental, en el paso de Guerguerat, por lo que Rabat se vio obligada a enviar efectivos de las fuerzas armadas para deshacer el bloqueo y reabrir la carretera, que es una importante vía comercial.

El Frente Polisario anunció entonces la ruptura del alto el fuego con Marruecos, vigente desde hace décadas, en concreto desde 1991, en un claro intento de violentar la situación y provocar una reacción marroquí que vuelva a situar la disputa por el territorio del Sáhara en primera línea del debate de la opinión pública de los países con intereses en la región.

Marruecos ha adoptado una estrategia comunicativa más apaciguadora, pues no suele responder a las campañas que llegan desde el Polisario y sus medios afines apoyados desde Argelia. Rabat considera que los índices de desarrollo del Sáhara hablan por sí mismos. Además, tiene de su lado el importante apoyo diplomático de gran parte del mundo árabe, que ha comenzado a establecer presencia diplomática en la región, y a impulsar inversiones en infraestructuras y otros sectores con potencial en la región.

Debido a esta estrategia, y al hecho de que esta vez el Frente Polisario ha manifestado la muerte de tres militares marroquíes, el primer ministro se ha visto obligado a responder. No obstante, el hecho de que haya sido a través de un simple mensaje en Twitter demuestra que sólo una parte quiere mantener vivo el conflicto, y que no es, precisamente, Marruecos.