Kamala Harris tras su aplastante derrota: «Tenemos que seguir luchando, nunca renunciaré»
El marido de Kamala Harris, Douglas Emhoff, y su número 2, Tim Walz, gobernador de Minnesota lloran en su discurso
Kamala Harris se ha presentado tras su aplastante derrota ante su electorado este miércoles en la Universidad Howard en Washington, donde tenía prevista la fiesta de su noche electoral el martes, 5 de noviembre, día de las elecciones presidenciales. Harris ha comparecido con media hora de retraso después de plantar a su electorado la noche anterior. Harris canceló la reunión en esta universidad, donde estudió, cuando vio que Donald Trump empezaba a arrasar en todos los estados y teñir el mapa electoral de Estados Unidos de rojo, color con el que se identifica al Partido Republicano: «Tenemos que seguir luchando, nunca renunciaré», ha declarado Kamala Harris. La vicepresidenta admite así su derrota, pero promete continuar con su lucha. El marido de Kamala Harris, Douglas Emhoff, y su número 2, Tim Walz, gobernador de Minnesota, han empezado a llorar durante el discurso de la vicepresidenta.
La vicepresidenta ha hablado este miércoles con Donald Trump para darle la enhorabuena por su victoria. Es la tradicional llamada de cortesía que hacen los candidatos a los vencedores cuando pierden. Harris ha recibido la llamada telefónica de Joe Biden, que también ha conversado con el republicano para darle la enhorabuena por su victoria. «Mi corazón está hoy lleno de gratitud por la confianza que han depositado en mí, lleno de amor por nuestro país y lleno de determinación. El resultado de estas elecciones no es el que queríamos, no es por lo que luchamos, no es por lo que votamos, pero escuchadme cuando digo, escuchadme cuando digo que la luz de la promesa de Estados Unidos siempre brillará», ha reconocido Kamala Harris ante su electorado.
El retraso de Kamala Harris en conceder la victoria a Donald Trump ha recordado a la ex secretaria de Estado Hillary Clinton cuando en 2016, que también esperó hasta el día siguiente para reconocer su derrota. Harris ha subido al podio vestida con un traje pantalón negro, mientras el público aplaudía y sonaba de fondo la canción Freedom de Beyoncé.
«El muro de estas elecciones no es lo que queríamos, por lo que luchamos, por lo que votamos, pero escúchenme cuando digo que la luz de la promesa estadounidense siempre arderá brillante mientras no nos rindamos y mientras sigamos luchando», ha destacado Kamal Harris. «He concedido la derrota, pero nunca renunciaré a la lucha que ha impulsado esta campaña, de la lucha por la libertad, las oportunidades y la dignidad para todos», ha explicado Kamala Harris. La vicepresidenta ha anunciado que la lucha se librará en las urnas, en los tribunales y en los foros públicos.
Harris también ha reconocido que aceptará los resultados de las elecciones y que certificará los resultados el 6 de enero, como vicepresidenta de Estados Unidos. Harris ha recordado que la lealtad debe ser ante todo a la Constitución. «Aunque reconozco esta elección, no reconozco la lucha que alimentó esta campaña: la lucha por la libertad, por la oportunidad, por la equidad, por la dignidad de todas las personas», ha destacado. La vicepresidenta ha reiterado sus posturas sobre restringir el acceso a las armas y el aborto, como parte de la lucha que seguirá manteniendo.
La vicepresidenta Kamala Harris se ha dirigido a los votantes más jóvenes: «Los que nos están viendo, está bien que se sientan tristes y decepcionados. Pero, por favor, sabed que todo va a ir bien. No es momento de levantar las manos, sino de arremangarse».
Antes de la derrota de Kamala Harris, los demócratas ya empezaron a echarse la culpa los unos a los otros. El partido ha perdido después del portazo del electorado que solía ser núcleo de su coalición, incluidos los votantes de clase trabajadora y las minorías. En estas elecciones, se ha acuñado un nuevo término con un realineamiento histórico: los demócratas de Trump, que recuerdan a lo que en su día fueron los demócratas de Reagan.
Las élites de Estados Unidos han alienado a los votantes de clase media y trabajadora, que han pedido al Partido Demócrata que se centrase en sus problemas y no en su agenda para destruir a Trump.
Trump ha logrado importantes avances entre los votantes afroamericanos y latinos, sobre todo entre los hombres. La victoria de Trump desencadena un periodo de dudas dentro del Partido Demócrata, que recuerda al momento después de la derrota de Hillary Clinton en 2016. Alimenta los interrogantes sobre si el partido se ha vuelto demasiado elitista y ha perdido su capacidad de atraer a los votantes de clase trabajadora que tradicionalmente han respaldado a los candidatos demócratas.
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