Los islamistas rechazan el nuevo gobierno y acercan unas nuevas elecciones en Túnez
Continúa el embrollo parlamentario en Túnez, que ve cómo se acerca la posibilidad de unas nuevas elecciones. El anuncio, en la noche de este sábado, por parte del primer ministro Elyes Fakhfakh, de la composición del nuevo gobierno y la retirada, poco antes de aquel, de la formación islamista Ennhada –mayoritaria en la Asamblea de Representantes con apenas 52 escaños- del borrador de gabinete supone un duro revés para las aspiraciones del que fuera ministro de Turismo y Finanzas durante la transición. El joven sistema democrático tunecino se pone a prueba.
“Tras la retirada del partido Ennahdha del Gobierno solo una hora antes de su anuncio, se ha acordado con el presidente de la República [Kaïs Saied] dedicar los días restantes antes del vencimiento de los plazos constitucionales a continuar las negociaciones con el fin de encontrar un consenso y una salida a este punto muerto, especialmente en la complicada situación actual que atraviesa el país», anunció Fakhfakh en declaraciones recogidas por el tunecino La Presse. «La decisión de Ennhada requiere que exploremos opciones legales y constitucionales», resumió el jefe del gabinete.
El primer ministro designado por el presidente el pasado 20 de enero tiene que reunir una mayoría de 109 diputados –de los 218 que integran la asamblea tunecina después de las elecciones legislativas del pasado 6 de octubre (las segundas desde la aprobación de la Constitución de 2011).
La oposición cuestiona su legitimidad dado que su candidatura –al frente de Ettakatol- apenas obtuvo un 0,34% de los sufragios en las últimas elecciones presidenciales, celebradas en septiembre. El 10 de enero el islamista Habib Jemli, próximo a Ennhada, había sido incapaz de lograr la confianza del Parlamento a su gobierno.
De no conseguir el actual primer ministro formar gobierno Túnez volvería a celebrar elecciones legislativas cuatro meses después. Un escenario inédito desde que en 2011 se produjera el derrocamiento del régimen Ben Ali y arrancara la transición a la democracia. Un camino exitoso en su globalidad pero no exento de dificultades por la fragmentación del panorama tunecino.
Fakhfakh fue elegido por Saied tras el fracaso de un primer gabinete liderado por Ennhada que el Parlamento rechazó ampliamente. En el gobierno anunciado en la tarde del sábado por el antiguo ministro de Finanzas había varios miembros de la formación islamista que lidera el veterano Rachid Ghannouchi
En la tarde de este sábado el Consejo de la Choura de Ennhada votaba contra la participación en el gabinete Fakhfakh a pesar de la presencia de varias carteras islamistas en el mismo. El presidente del citado Consejo, Abdelkrim Harouni, aseguraba que el primer ministro ya sabía de la decisión de Ennhada de rechazar su gabinete. La posición de la formación islamista es inflexible: solo aceptarán un gobierno de unidad nacional. Desde 2011, Ennahda ha estado siempre en el poder. Primero en el gobierno de la Troika, que duró tres años, y después en la coalición con el laico Nidaa Tounes.
«Consideramos que Fakhfakh está lejos de la noción de unidad nacional. Hay una gran brecha entre él y Ennahdha. Ha formado un gobierno de parientes y amigos. Le aconsejamos que no huya hacia adelante», aseveró Harouni en declaraciones recogidas por el digital tunecino Réalités.
Los islamistas rechazan que el gabinete diseñado por el exministro de Turismo no haya miembros de Qalb Tounès (Corazón de Túnez), segunda fuerza parlamentaria con 38 diputados y denuncian que la composición del mismo no tenga en cuenta la representación de las distintas formaciones en la cámara, recoge La Presse. Desde la formación socialdemócrata se anunciaba también este sábado el rechazo al gabinete.
El secretario general de Corriente Democrática, por su parte, llamaba ayer al primer ministro a reemplazar a los miembros de Ennhada incluidos en el gabinete por independientes y a no ceder ante el “chantaje”. “El pueblo acabará despertando”, advertía.
Los analistas estiman, recoge un análisis de la agencia Efe firmado por Natalia Román, que los partidos jugarán sus cartas hasta el último minuto en un intento por obtener el máximo número de carteras. El primer ministro tiene ahora cuatro días para alcanzar un acuerdo con Ennhada, con la cuestión de la participación en el ejecutivo de Qalb Tounés como asunto más espinoso. La formación islamista teme quedar aislada en esta nueva etapa política.
En fin, la nueva semana dictará sentencia y dirán si el gabinete de Elyes Fakhfakh –que, a buen seguro, será modificado en negociaciones sucesivas- consigue la aprobación del Parlamento y Túnez sale del bloqueo antes del 19 de febrero. O, por el contrario, el país magrebí –en una coyuntura social y económica delicada- está abocado a una nueva cita con las urnas.
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