Cómo se consigue el humo negro y el humo blanco de las fumatas
La logística guarda algunos secretos no desvelados, como la composición concreta de los químicos
Las fumatas vaticanas que anuncian los resultados de las votaciones en el cónclave que elige un nuevo Papa son un símbolo tradicional de la Iglesia Católica que data de siglos atrás. Este humo de las fumatas, que emerge de la chimenea de la Capilla Sixtina, indica al mundo si se ha elegido un Papa (humo blanco) o si la votación no ha alcanzado la mayoría necesaria (humo negro).
La creación de estos colores distintivos no es un proceso místico, sino una técnica cuidadosamente diseñada que combina elementos químicos y logística precisa, adaptada a lo largo del tiempo para cumplir con su propósito comunicativo. Una logística que guarda algunos secretos no desvelados, como la composición concreta de los químicos
El humo de la fumata blanca y la fumata negra se produce quemando las papeletas de votación utilizadas por los cardenales durante el cónclave, junto con productos químicos específicos que determinan el color. En el pasado, la técnica era menos sofisticada: para generar humo negro, se añadía paja húmeda a las papeletas, lo que producía un humo oscuro debido a la combustión incompleta.
Para el humo blanco, se usaba paja seca, que quemaba de manera más limpia y generaba un humo más claro. Sin embargo, este método no siempre era confiable, ya que las condiciones atmosféricas o la calidad de la paja podían alterar el color, causando confusión entre los observadores.
Con el tiempo, la Iglesia modernizó el proceso para garantizar claridad en las señales. Actualmente, se utiliza una estufa especial en la Capilla Sixtina, instalada específicamente para el cónclave. Esta estufa, conectada a la chimenea visible desde la Plaza de San Pedro, quema las papeletas con compuestos químicos cuidadosamente seleccionados y algunos, desconocidos fuera del Vaticano.
Para el humo negro, que indica que no se ha alcanzado la mayoría de dos tercios requerida para elegir un Papa, se emplea una mezcla que incluye antraceno, un hidrocarburo que produce un humo oscuro y denso al quemarse. Otros componentes, como clorato de potasio y azufre, pueden añadirse para facilitar la combustión e intensificar el color negro.
Por otro lado, el humo blanco, que señala la elección de un nuevo Papa, se logra utilizando entre otros componentes, clorato de potasio, lactosa y colofonia (resina de pino). Esta combinación genera un humo claro y brillante, fácilmente distinguible incluso en condiciones climáticas adversas.
La colofonia, en particular, contribuye a la densidad y visibilidad del humo blanco, asegurando que la señal sea inequívoca. En los cónclaves modernos, se emplea un dispositivo auxiliar conectado a la estufa principal, que permite una combustión más controlada y eficiente de estas sustancias químicas, minimizando errores en el color del humo.
El proceso no sólo es técnico, sino también profundamente simbólico. La quema de las papeletas de los cardenales asegura la confidencialidad de las votaciones, pero también en un hilo conector de la iglesia con sus fieles reunidos en la plaza.
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