Cerrar los cielos de Ucrania como pide Zelenski no acabaría con la masacre: Rusia bombardea desde tierra
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«Cierren los cielos de Ucrania». Esa es la consigna que lanza el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en cada uno de sus vídeos o intervenciones en parlamentos extranjeros. Una petición que consiste en aplicar sobre los cielos ucranianos una no fly zone, una zona de exclusión aérea que obligaría a la OTAN o a derribar cualquier aeronave. Una decisión que dispararía las posibilidades de una escalada internacional del conflicto y que, en la práctica, no supondría acabar con la masacre de civiles. Así lo entienden los expertos.
Esa no fly zone que reclama Zelenski tan sólo se aplicaría sobre los sobrevuelos de aeronaves rusas. Es decir, ningún helicóptero de ataque, cazabombardero o dron podría realizar operaciones sobre suelo ucraniano. Sin embargo, las bombas y proyectiles que caen sobre las ciudades asediadas de Ucrania, como Kiev, Jarkov, Cherníguiv o Mariúpol, no provienen mayoritariamente de medios aéreos, sino de terrestres.
La enorme destrucción que está registrando estos días Ucrania es, en buena parte, producto del fuego de artillería de campaña y los obuses autopropulsados que las tropas terrestres de Vladímir Putin aplican desde kilómetros de distancia contra barrios residenciales.
En esta estrategia juegan un papel fundamental los llamados MLRS, los sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes. Esos camiones y blindados que disparan decenas de cohetes en segundos, como los 9A52-4 Tornado, BM-21 Grad o el TOS-1.
Otra de las armas rusas que está machacando zonas civiles de Ucrania son los misiles de crucero. Proyectiles que pueden ser lanzados desde buques o submarinos de la flota rusa en el Mar Negro o el Mar de Azov, o desde bases de misiles en territorio ruso a miles de kilómetros de distancia. De ahí parten los temibles misiles Iskander-M, cuyo vuelo a baja cota y su sonido siseante ejerce otro efecto sobre la población: el miedo psicológico. El ruido de algunas armas, como estos misiles o algunos drones, ya ha sido estudiado como causa de estrés crónico en niños y adultos de zonas de guerra.
La petición de Zelenski de una zona de exclusión aérea supone, de facto, que la OTAN se compromete a desplegar cazas en una misión de Policía Aérea. Es decir, de patrullas cuyo objetivo es derribar cualquier aeronave que vulnere la prohibición de vuelo. Si un caza de una nación OTAN derriba sobre Ucrania un avión ruso, el Kremlin lo considerará inmediatamente casus belli. Es decir, el inicio de, posiblemente, la Tercera Guerra Mundial involucrando el uso del arsenal nuclear de ambos bandos.
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