Lo tenemos claro: cómo conservar los embutidos una vez abiertos
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A todos nos gustan los embutidos, pero para que no nos sientan mal, no sólo debemos consumirlos moderadamente sino también aprender a preservarlos en buen estado, lejos de los factores externos que pueden hacer que se echen a perder en muy poco tiempo. Planteada esta necesidad, veamos entonces cómo conservar los embutidos una vez abiertos en casa y por qué esto es importante.
Tienes que saber que los requerimientos de conservación de los embutidos pueden ser diferente según cada tipo de ellos. No es lo mismo intentar preservar las características de los embutidos curados que las de los embutidos cocidos, y ese no es un dato menor.
Cómo conservar los embutidos una vez abiertos
Si bien está claro que conservar estos productos como los compramos es una tarea más fácil de realizar en el invierno que en el verano, incluso en las épocas de temperaturas bajas tenemos que atender a ciertos consejos que nos ayudarán a garantizar que estén aptos.
Comenzando por los embutidos frescos y/o cocidos, deben permanecer dentro de la nevera a una temperatura que oscile entre 3° y 6° C. Siempre que la temperatura de la nevera sea menor que eso, podrían congelarse y arruinarse, así que revisa muy bien su modo de uso.
La buena noticia es que no hace falta envolverlos de una forma específica ni nada por el estilo, sino sólo dejarlos en el papel parafinado dentro del cual se venden en la charcutería. Si la temperatura es ligeramente superior a lo indicado, sí conviene que lo abras un poco.
También recuerda que la vida útil de los embutidos una vez que han sido abiertos es de tres o cuatro días, que es lo que duran frescos. Pasadas 72 o 96 horas, es posible que algunas de sus particularidades como el aspecto, el aroma o el sabor se hayan visto alteradas.
Embutidos curados
En este caso, se sugiere dejarlos fuera del frigorífico, en un lugar oscuro y ventilado, lejos de la luz solar y de las distintas fuentes de calor.
Aclarado lo anterior, una cuestión relevante si no piensas comerlos en el corto plazo, es que los embutidos curados tienden a subir su sal conforme transcurren las semanas, por lo que es probable que al cabo de unos meses notes que textura y su gusto original no son los mismos.
Una buena solución para que esto no pase es colgarlos boca abajo, sin que las piezas se toquen entre ellas, y a salvo del sol y el calor. Cuando en verano creas conveniente dejarlos en la nevera, ponlos encima de un trapo de algodón mojado en agua y bien escurrido.
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