La Importancia de la Historia Local en la Identidad Nacional

• Francisco María
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• • 03/12/2024 13:05
  • Actualizado: 03/12/2024 13:05

Estudiar y conocer la historia de nuestro país es sumamente importante, pues permite conocer el devenir histórico del contexto que se ha vivido. Del mismo modo, al conocer los acontecimientos pasados resulta mucho más sencillo comprender las ideologías, el pensar y el actuar de la población. En este sentido, la historia local está inevitablemente ligada a la identidad de un país, la cual a su vez influye en sus habitantes dando lugar a la identidad nacional.

¿Qué es la identidad nacional?

La identidad nacional está formada por una serie de símbolos, mitos y lugares en común que provocan el sentimiento de pertenencia en los ciudadanos que comparten una misma cultura. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la identidad nacional es el legado de la sociedad históricamente recibido, aunque también puede definirse como la conciencia que una persona posee de pertenecer a un determinado grupo, definido por unas características propias y diferentes a otras realidades.

Por tanto, el hecho de pertenecer a una nación implica los dos lados, es decir, el derecho a tener identidad, a recibir protección, pero también el deber de ajustarse a las costumbres y a las leyes.

La identidad nacional también alude a la autoimagen que los ciudadanos de una nación poseen y al sentimiento de pertenencia que sienten. Desde el punto de vista sociológico, la identidad nacional está relacionada con el imaginario colectivo que depende de la historia imaginaria de los ciudadanos y los grupos con los que se identifican y de la historia que creen que los otros asumen de lo acontecido.

La influencia de la historia en la Identidad Nacional

Según diversos autores, la historia es la continuidad de los hechos que se desarrollan sin que ningún hombre puedan impedirlo, de generación en generación, y que, por esta razón, enlaza los tiempos actuales con las épocas más remotas.

El conocimiento de la historia no sólo aporta conocimiento de la cultura que permiten integrar y procesar información, sino formas de pensamiento que ayudan al ciudadano a construir normas de identidad, situarse en la realidad y desarrollar bases y redes de relación social. Esto con el fin de impulsar la comunicación y la conciencia ciudadana, así como elementos para valorar el patrimonio y compartir valores culturales.

Partiendo de esto, los historiadores hablan del concepto de identidad histórica que se refiere a “la conciencia de un individuo, grupo o sociedad, de su propia oriundez, esto es, de su patrimonio, de donde procede, de su propia misión, donde va y su singularidad”.

Ciertamente, la identidad nacional forma parte de un tipo de identidad que se denomina identidad histórica, pero no por eso la identidad nacional se construye a partir de la historia. Por el contrario, la historia participa en la «creación» de la identidad nacional. La misma es posible únicamente cuando un pueblo se ha nutrido de hechos pasados, haciéndolos propios y concibiendo un relato que funcione como identidad común para sus ciudadanos.

La historia local como base de la Identidad Nacional

La identidad nacional de un país tiene su origen en su propia historia, es decir, en los acontecimientos que le han dado forma al devenir de esa nación, de sus ciudadanos y de su cultura. Referirse a la historia local como base de la identidad nacional implica observar que los acontecimientos pasados configuran el presente y el futuro, estableciendo un hilo conductor que unifica y da coherencia a través de tiempo. En este sentido, cada país desarrolla su propia historia.

Sin embargo, en las últimas décadas, la tendencia es centrarse en los “momentos históricos” que comparten un gran número de países. Estos acontecimientos intentan reflejar los valores nacionales identificativos, así como el sentimiento de las sociedades de cada nación. El estudio de la historia nacional y universal, permite un conocimiento profundo de los valores, estructuras e instituciones de cada país.

Por tanto, hay autores que consideran que la historia ofrece una visión ordenada del pasado de una nación, que configura su naturaleza e identidad frente a las demás. De este modo, el estudio de la historia nacional es un claro acercamiento de lo que significa un país: sus costumbres, tradiciones, instituciones, valores, ideología, etc., estableciendo la relación del ciudadano con su comunidad desde dos puntos de vista.

En primer lugar, el carácter objetivo de un pasado común permite a los ciudadanos saber con exactitud quiénes son, cuál es su origen y cuál es su proyecto colectivo de futuro. En otro punto de vista, las emociones que surgirían también ante la evocación de los símbolos nacionales y ante un «nosotros» que es una recopilación de historias en común.

Construcción de una Narrativa Nacional Inclusiva

Incorporar la historia local en la narrativa nacional es esencial para construir una identidad nacional inclusiva. Cuando se reconocen y celebran las contribuciones de diversas comunidades a la historia del país, se crea un relato más completo y representativo. Esto no solo promueve la unidad, sino que también permite que todos los ciudadanos se sientan valorados y parte de la historia.

Conclusión

Reconocer la importancia de la historia local no solo enriquece nuestra comprensión del pasado, sino que también nos guía hacia un futuro más cohesionado y sostenible. La identidad nacional, en su esencia, es el reflejo de las historias que se cuentan en cada rincón del país.

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