La historia oculta de los conversos en España: entre la fe y la sospecha

• Francisco María
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• • 17/07/2024 11:30
  • Actualizado: 17/07/2024 11:30

La historia de España estuvo marcada por el “problema judío”. Este fenómeno no fue exclusivo de España, sino que ha sido parte del pasado de todas las naciones europeas. Sin embargo, en España adoptó características particulares que lo hicieron único.

A finales del siglo XV, en vísperas de la expulsión de los judíos en 1492, el problema judío en España experimentó una transformación significativa. Mientras que en otras partes de Europa persistió, en España evolucionó hacia un nuevo problema: el de los conversos.

Los conversos

La sociedad medieval española se caracterizó por su diversidad étnico-religiosa y cultural. Había convivencia y coexistencia de diferentes grupos raciales y religiosos. Esta pluralidad favoreció la tolerancia, pero también dio lugar a medidas discriminatorias y expulsiones de minorías religiosas.

A finales de la Edad Media, surgió el “problema judío”, que intentó resolverse con la expulsión de 1492. Aunque esta medida fue radical, no buscaba el exterminio, sino la absorción de la comunidad judía en la sociedad cristiana dominante. Sin embargo, esta fusión no se logró plenamente.

Una dura situación

A los judíos que se convirtieron al cristianismo se les conoció como “conversos”, pero también se les llamaba “marranos”. Este vocablo se usaba para referirse a una persona sucia y desaliñada. También se les denominaba “cristianos nuevos” para diferenciarlos de los “cristianos viejos” o de pura cepa.

El historiador Cecil Roth señala que muchos conversos seguían practicando en secreto las ceremonias judías, mientras que externamente asistían a los ritos de la Iglesia Católica. Según Roth, la conversión era a menudo una estrategia para evitar la pena de muerte.

Los conversos enfrentaron una difícil situación, ya que la sociedad cristiana desconfiaba de su autenticidad religiosa y les imponía restricciones legales y sociales. La discriminación hacia ellos se evidenció en los “Estatutos de limpieza de sangre”, que limitaban sus derechos frente a los “cristianos viejos”.

Bajo sospecha

Un acontecimiento importante fue la “Sentencia-Estatuto de Pero Sarmiento” de 1449. Fue promulgada en Toledo tras una revuelta popular contra los conversos. Esta norma declaraba a los conversos como incapaces e indignos de ocupar cargos públicos, basándose en la idea de que sus antepasados habían traicionado a los cristianos durante la conquista musulmana.

A pesar de las dificultades, muchos conversos intentaron integrarse en la sociedad cristiana, aunque su autenticidad y lealtad seguían siendo cuestionadas.

Los judíos que no se convirtieron y continuaron practicando su religión fueron expulsados en 1492. Posteriormente, las autoridades y las instituciones educativas comenzaron a exigir pruebas de limpieza de sangre a todos los conversos.

La persecución

Las persecuciones por parte de la Inquisición fueron extremadamente severas. Las penas por practicar el judaísmo incluían la pérdida de dignidad y cargos, la confiscación de bienes, la perpetua infamia y el ser entregado a la autoridad civil para su ejecución si no se renunciaba a la fe.

Aunque no se conoce el número exacto de víctimas, se estima que en tan solo veinte años más de 10.000 personas fueron quemadas en la hoguera.

En 1522, la Inquisición prohibió otorgar títulos a graduados de la Universidad de Salamanca que no pudieran probar su limpieza de sangre. En 1525, los observantes franciscanos consiguieron un decreto del Papa Clemente VII que prohibía que cualquier persona con ascendencia judía, convertida o no, ingresara en las comunidades religiosas.

El cardenal Francisco Mendoza y Bobadilla, arzobispo de Burgos, en su obra “Tizón de la nobleza del siglo XVI”, así como en el “Libro verde de Aragón”, evidenció grandes contradicciones. Demostró que no solo sus propios padres, los condes de Chinchón, tenían sangre judía, sino que prácticamente toda la nobleza de la época era descendiente de judíos.

Las persecuciones en España comenzaron a disminuir después de 1600, pero incluso entonces, a los conversos se les negaba una posición de prominencia. Los judíos y criptojudíos seguían muriendo en las cárceles de la Inquisición o siendo quemados.

Mantener la identidad y la inquisición

La historia de los conversos en España es una historia de lucha por la identidad y la aceptación. Muchos de ellos mantuvieron en secreto su verdadera fe, practicando en privado las costumbres y tradiciones de sus antepasados. Otros, en cambio, optaron por abrazar por completo la fe cristiana, renegando de sus raíces y adoptando una nueva identidad.

La Inquisición española jugó un papel fundamental en la persecución de los conversos, sospechando de su lealtad y su sinceridad en su conversión al cristianismo. Muchos fueron sometidos a juicios sumarios y torturas, acusados de herejía y de practicar en secreto su religión original. La presión social y religiosa sobre los conversos era constante, obligándolos a vivir en un constante estado de temor y desconfianza.

Hoy en día, la historia de los conversos en España sigue siendo un tema controvertido y poco conocido. Sin embargo, cada vez son más los estudios y las investigaciones que buscan arrojar luz sobre este capítulo olvidado de la historia española, reconociendo la importancia y la influencia de los conversos en la configuración de la identidad española.

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