Historia
Adolf Hitler

Cómo Hitler se libró de morir en la Primera Guerra Mundial por puro azar

La supervivencia de Adolf Hitler durante la Primera Guerra Mundial es un testimonio del papel del azar en los eventos históricos.

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  • Francisco María
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Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Adolf Hitler se alista como voluntario al ejército alemán, cambiando para siempre el rumbo de su vida. Durante los años que duró la Gran Guerra, Hitler resultó herido en dos ocasiones. La primera ocurrió en 1916, cuando fue herido en una pierna. La segunda vez, en cambio, tuvo lugar cerca de Ypres, en Bélgica, cuando quedó temporalmente ciego por gases venenos y terminó recluido en el hospital.

No obstante, no fue la ceguera lo que hizo que Hitler sintiera la muerte de cerca, sino haber sido apuntado por un soldado británico. Pero, ¿cómo Hitler se libró de morir en la Primera Guerra Mundial por puro azar?

La labor de Hitler durante la Gran Guerra

Después de alistarse como soldado raso número 148 en la 1.ª Compañía del 16.º Regimiento de Infantería de Reserva Bávara, Adolf Hitler es asignado a las fuerzas terrestres en el frente occidental. Su labor consistía en ser mensajero, transportando documentos y mensajes instructivos entre las distintas posiciones que ocupaban las tropas alemanas, es decir, desde los mandos superiores al frente de combate.

Se trataba de un trabajo peligroso, pero no más peligroso que la labor de los soldados que luchaban en el frente. Debido a su valentía, Hitler recibió la Cruz de Hierro de segunda clase en diciembre de 1914.

Un sobreviviente al frente de la guerra

A las 5 de la mañana del 5 de octubre de 1916, Hitler resultó herido en el muslo al ser sorprendido bajo un bombardeo rodante británico. El entonces soldado se encontraba junto con otros agentes del Cuartel General ocultos en un refugio subterráneo a 2 km de la línea del frente, cuando una esquirla de proyectil entró por la puerta y le impactó en la parte superior del muslo izquierdo.

Hitler permaneció allí tendido durante horas, hasta que algunos compañeros fueron a buscarlo. La herida no fue de gravedad, pero fue enviado a un hospital militar cerca de Berlín, donde estuvo recluido poco menos de dos meses.

Cinco meses más tarde, Hitler regresa al frente occidental completamente recuperado. En agosto de 1918, Hitler recibe su segunda condecoración por recomendación de un oficial judío llamado Hugo Gutmann: la Cruz de Hierro de primera clase. El comandante le había prometido a Hitler dicha medalla si lograba enviar un mensaje a la artillería para que dejara de bombardear las posiciones avanzadas.

Meses después, en octubre de ese mismo año, tras quedar parcialmente ciego en un ataque con gas mostaza cerca de Ypres, en Bélgica, Hitler fue enviado a un hospital militar en Pasewalk. El incidente no fue grave ni le produjo secuelas duraderas, pero sí le impidió volver al frente.

Cabe señalar que la mitad del regimiento al que pertenecía Hitler resultaron heridos o muertos, pero él logró sobrevivir milagrosamente. 

El día en que Hitler se libró de morir a manos de un soldado británico

El 28 de septiembre de 1918, en una importante batalla librada en el pueblo francés de Marcoing, el soldado británico Henry Tandey se topa con un soldado alemán herido en la línea de fuego que presumiblemente era Adolf Hitler. De inmediato, Tandey le apunta con su arma, pero al verle herido simplemente se negó a dispararle, perdonándole la vida. «Apunté, pero no pude dispararle a un herido», recordó Tandey, «así que lo dejé ir».

El soldado alemán asintió en agradecimiento y desapareció. Si bien no existen fuentes que demuestren el paradero exacto de Adolf Hitler ese día de 1918, surgió una posible conexión que apunta que él era, de hecho, el soldado al que Tandey perdonó.

Según cuenta la historia, cuando el primer ministro británico, Neville Chamberlain, se reunió con Hitler en Alemania en 1938 en un último intento por evitar otra guerra en Europa, el Führer lo llevó hasta su refugio rural en Baviera. Estando allí, Hitler le mostró a Chamberlain una copia del cuadro del italiano Fortunino Matania, en el que retrata a Tandey sosteniendo un soldado herido, y comentó: “Ese es el hombre que casi me dispara”.

Al día de hoy, el supuesto encuentro entre Tandey y Hitler sigue siendo objeto de controversia, aunque la evidencia sugiere que Hitler sí poseía una copia del cuadro de Matania ya en 1937.

Reflexiones sobre el azar y la historia

La supervivencia de Hitler en la Primera Guerra Mundial es un recordatorio de cómo el azar y las decisiones individuales pueden influir en el curso de la historia. En un conflicto donde la muerte acechaba en cada esquina, su vida continuó por puro azar. Esta noción plantea preguntas sobre el destino y la responsabilidad. ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestras decisiones y hasta qué punto estamos sujetos a fuerzas más allá de nuestro control?

La historia de Hitler es un claro ejemplo de cómo los eventos aleatorios pueden transformar a una persona y, por extensión, a toda una nación. Nos invita a reflexionar sobre las ramas que la historia podría haber tomado y cómo nuestras vidas pueden estar más entrelazadas con el azar de lo que creemos.

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