Historia

Casanova, y otros de los seductores más famosos de la historia

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Giacomo Casanova. uno de los mayores seductores de la historia

La historia está llena de nombres de grandes seductores. No siempre el poder de la seducción está ligado a la belleza y efectivamente la historia ha demostrado que muchos de los grandes seductores no tenían que ser demasiado agraciados físicamente.

Tan solo su carisma o su manera de mirar, o simplemente por su oficio, casi siempre artistas o relacionados con el mundo de la cultura o el poder, han hecho que estos personajes resultaran irresistibles para las mujeres que caían a sus pies rendidas.

Para muchos psicólogos, expertos en seducción, la apariencia física es un punto a favor a la hora de seducir a una persona, pero no es el punto más determinante para acabar conquistando a la persona deseada, tal y como podemos ver en algunos ejemplos como Picasso o Woody Allen, no siempre la apariencia física ha sido determinante para seducir.

Mucho se ha escrito sobre el tema. El propio Ovidio, uno de los poetas romanos más destacados y famoso seductor de la época, escribió varios libros en relación al arte de seducir destacando ‘Arte de amar’ y sus famosas cartas de amor, ‘Heoridas’.

Profesores y especialistas en el tema como Betsy Prioleau, que publicó en 2013, ‘Los grandes seductores’, hacía una pequeña reflexión sobre la figura de un seductor para las mujeres: «lo aman por una razón: el seductor las adora a ellas y su compañía, y sabe qué anhelan. Aunque no es un santo, tampoco se ajusta a los estereotipos, ni negativos ni de cualquier índole. Es la complejidad».

A lo largo de la historia se han conocido grandes monarcas, poetas, actores, músicos, incluso políticos, que han tenido una vida como seductores muy fructífera y serán recordados por muchas de sus conquistas.

Giacomo Casanova

Podemos de decir de Casanova que es el seductor de libro. El italiano destacó en muchas artes y disciplinas como la escritura, el derecho, la filosofía, la música, e incluso fue agente secreto para su país, pero se le recuerda por su libertinaje y su pasado de seductor incomparable.

Se dice que fue capaz de conquistar a más de 130 mujeres que contó en su biografía personal, ‘Memorias de Casanova’, logró crear un personaje propio como aventurero conquistador desatando la locura en muchas de las mujeres a las que llegó a cortejar.

Un conquistador de manual: buscaba lo que quería, su dominio de la palabra y su voz, hacía dominar a sus citas, a las que conquistaba y después olvidaba con la misma fuerza.

Lord Byron

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Poco importaba para el poeta Lord Byron su cojera que le hacía parecer un ser indefenso y algo retraído. Nada más lejos de la realidad. Al igual que Casanova, tenía un espíritu aventurero desmedido, algo que, según la propia escritora Betsy Prioleau, «resultaba irresistible para las mujeres».

Fueron tan célebres sus conquistas que hasta llegó a tener un hijo con su propia hermanastra. Para muchos psicólogos, la creatividad y su forma de tratar a la mujer, unida a ese espíritu libre y aventurero, se convertían en claves para dejar una buena lista de conquistas que muchos envidiarían.

John F. Kennedy

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La seducción de la política también cuenta con algunos de los hombres más célebres en este campo. Sin duda, John F. Kennedy fue uno de los políticos más seductores que ha contado la historia.

El joven presidente ya sedujo a través de las cámaras a millones de norteamericanos por su carisma y su forma de hablar y moverse en público. A pesar de que no se le conocen muchas conquistas, se le atribuye una de las más grandes conquistas de la historia: Marilyn Monroe.

Para muchos, la caída de la actriz e incluso los motivos de su muerte, poco claros, tuvieron que ver con el fin de una relación con el presidente de los Estados Unidos que no pudo superar.

Para la historia quedará esa mítica felicitación de Monroe en el Madison Square Garden ante más de 15.000 personas realizada por el cumpleaños de John F. Kennedy.

Albert Camus

Conocido por obras tan sobresalientes como ‘La peste’ o ‘El primer hombre’, el ensayista francés nacido en Argelia, tuvo una turbulenta vida privada marcada por la multitud de amantes que se le conocieron.

Se dice que sus poderes de seductor eran infinitos. A pesar de ello, en sus últimos días, antes de que llegara la muerte en un accidente automovilístico, su amor fue para María Casares, a la que le dedicó algunas de las cartas más románticas de la literatura.

Desde siempre, había sido incapaz de mantener una relación sería con nadie, quién sabe si no hubiera muerto, si ese amor por las mujeres hubiera parado para centrarse en su relación con María Casares.

A pesar de esto, se sabe que un año antes de morir, el escritor compartía alcoba con tres mujeres a la vez, además de mantener un matrimonio que por el que nunca mostró interés.

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