Periodista. Redactora de Happy FM. Pendiente de los nuevos éxitos musicales, los salseos en realities, los dramas de las series turcas, ¡y del Benidorm Fest & Eurovisión!
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El pasado martes 5 de septiembre pudimos disfrutar de una nueva entrega de First Dates. Uno de los protagonistas de la noche fue, sin lugar a dudas, Jorge. El comensal reconoció que una de sus parejas no dudó en romper la relación al descubrir que, en realidad, le gustaban las mujeres. Otras novias, según él, estuvieron con él por su dinero.
Tal estrés tenía por su trabajo y su ritmo de vida que, al conocer la vida espiritual, tomó la drástica decisión de marcharse a vivir a un monasterio. Una historia que, como era de esperar, dejó completamente sin palabras a Carlos Sobera. Además, reconoció que en ese lugar se dedicaba a labores de limpieza y mantenimiento. A pesar de todo, sí que puede mantener relaciones a distancia con mujeres.
Su cita para esa noche en First Dates era Mónica, una mujer que reconoció que también le había ido bastante mal en el amor. Nada más ver a Jorge, le pareció un hombre realmente agradable. Lo que la comensal no esperaba saber era que su cita vivía en un monasterio y que se dedicaba a la alquimia antigua. Ella es una apasionada de la historia antigua.
El soltero quiso sorprender a su cita aún más, con una pregunta de lo más peculiar: «¿qué haría con una naranja?». Ella respondió que la pelaría, la partiría en gajos y se la comería. Él, en cambio, la cortaría y se comería una mitad, mientras que la otra la utilizaría para hacer zumo. Mónica le ha confesado que ha tenido pocas relaciones satisfactorias a lo largo de su vida.
Es entonces cuando Jorge ha comenzado a hablar de nada más y nada menos que la alquimia sexual. La soltera quiso saber si tenía algún tipo de relación con el sexo tántrico, ya que eso sí que lo había probado con anterioridad. De esta forma, reconocía ser una persona muy abierta al sexo, por lo que quiso escuchar las propuestas del soltero.
Los dos pasaron al reservado y, en un momento dado, Mónica ha hecho saber a su cita que le dejaba probar el chocolate de su postre. Él le hizo una propuesta diferente: probarlo de sus labios, y ella aceptó. Finalmente, se dieron un apasionado beso. En la decisión final, al ser conscientes de la enorme conexión que tenían, ambos estuvieron de acuerdo en tener una segunda cita.
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