La ruta de los mejores bares de pinchos de Vitoria, según ‘Cenando con Pablo’
En el corazón del País Vasco, Vitoria-Gasteiz se ha ganado un hueco en el mapa gastronómico gracias a su cultura de barra, donde los pinchos son auténticas pequeñas obras de arte. La ciudad, a menudo eclipsada por el prestigio culinario de Bilbao o San Sebastián, esconde tesoros que sorprenden a todo aquel que se anima a probar sus especialidades. Y aunque muchos visitantes llegan con expectativas altas, la experiencia suele superarlas.
En esta ocasión, «Cenando con Pablo» un creador gastronómico muy popular en redes, acompañado de un vecino de la ciudad, se embarcó en un recorrido por algunos de los bares más emblemáticos para descubrir si, como se dice, aquí se sirven algunos de los mejores bocados del norte. Durante la ruta, visitaron locales míticos y probaron pinchos que van desde propuestas clásicas hasta creaciones más innovadoras.
Los mejores bares de pinchos de Vitoria
@cenandoconpablo Los mejores Pintxos de Vitoria – Gasteiz y nuestro Ranking 👇🏼 Tras grabar los mejores Pintxos de San Sebastián y Bilbao, tocaba hacerlo en Vitoria y me he juntado con un compañero foodie de Vitoria llamado Maik con quien he hecho una ruta probando Pintxos por Vitoria Gasteiz. Visitamos locales míticos de Pintxos como el Sagartoki, Arima, Perretxico y muchos más y te contamos que nos han parecido y cuales son para nosotros los mejores pinchos de Vitoria. #pintxos #vitoriagasteiz ♬ sonido original – CENANDO CON PABLO
El vídeo comienza con una declaración de intenciones: «Os traigo una ruta probando los mejores pinchos de Vitoria-Gasteiz».
La primera parada fue Sagartoki, donde se encuentra «el pincho más famoso y clásico y estrella y legendario de todo Vitoria». Se sirvieron tres versiones: el clásico, el de trufa y el de chistorra. Sobre el primero, la valoración fue clara: «Lo mejor de este pincho, sin duda, es esa explosión en boca. Combina bien con el bacon. Me gusta el sabor». El de trufa le resultó más atractivo: «Para mí, mejor. Está crujiente por fuera. No se siente pesado. Me gusta». En cuanto al de chistorra, la apreciación fue diferente: «Más intensito este. Me mola, tío», aunque se señaló un pequeño detalle en la textura: «La lámina de este se ha quedado más chiclosa».
El segundo bar que visitaron fue Arima, situado en pleno casco viejo. Allí, el pincho clásico volvió a destacar. El guía local lo definió como su favorito: «Es mi pincho favorito. Es muy bueno. El puntito este de jugosidad, tío. Para mí, fantástico. Yo volvería a ponerle». Sobre el de trufa, la reflexión fue que «te tiene que gustar la trufa», aunque matizó que «tampoco es muy excesivo». La conclusión en este punto fue clara: «Si me quiero quedar con una, es con esta. Para mí es notable y sobresaliente el clásico».
En Perrechico, otro establecimiento de renombre, la propuesta fue un buñuelo al que se le inyectaba una salsa antes de comerlo, lo que provocó la broma: «A la vacuna». La impresión fue positiva: «Está muy jugoso. Es como que con la vacuna lo hidratas. Le da muy buen sabor el queso arriba». El anfitrión describió la preparación como «ingredientes de un cocido metidos en un donut». Pese a su contundencia, el plato no resultó pesado: «Es un plato más para invierno, pero no se hace pesado, a pesar de que tiene todo este rebozado fuera».
En La Escotilla, el protagonista fue el talochit, una preparación con atún sobre una base crujiente. Se destacó su sencillez: «No es nada que no conozcamos. Es como una tosta de maíz crujiente, el atuncito, simple». Sin embargo, no parecía un fuerte candidato para el podio: «Puede estar bien, pero dudo que sea de los top de hoy».
En el centro de la ciudad, el Dólar presentó su pincho de Prucha, conocido por haber ganado un premio nacional. La valoración fue entusiasta: «Está muy bien el poco de textura. Con el crujiente más el fondo espesito. Potente la salsa».
Más adelante, en el restaurante Zabala, probaron un pincho caliente con una bechamel que fue descrita como «conseguidísima». La reacción del local no dejó lugar a dudas: «Me parece una barbaridad. Sabe a jamón, el punto es brutal». Sin embargo, Pablo no compartió el mismo entusiasmo, ya que para algunos «no es mucho mi estilo el pincho este. Mucho empanado».
En Toloño, la propuesta fue el milhojas de habitas, premiado como «mejor pincho de Euskadi». La primera impresión fue positiva: «Me gusta, me gusta. Yo lo veo equilibrado. Me gusta la base crujientita». El anfitrión recalcó que «éste es un pincho que si vienes a Toloño lo tienes que pedir».
Al final del recorrido, la valoración general fue que «en general ha habido nivel». Y, pese a la diversidad de propuestas, la decisión final fue unánime: «Me quedo con la tortilla, sin duda». El acompañante coincidió: «Pues tío, yo me voy a quedar también con la tortilla, con la clásica».
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