Vicente Gil: «Feijóo no debe pactar nada con Sánchez y su Gobierno de mentirosos y menos el CGPJ»

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Sánchez en su laberinto. Me produjo un placer enorme ver la cara desencajada del presidente del Gobierno en el Congreso, aunque la humillación de Puigdemont a Sánchez sea una humillación a España. Puigdemont ha dejado claro quién manda en esta legislatura.

La cara de Sánchez iba más allá de una cara desencajada. Era el rostro de una persona tiránica, iracunda y enferma de poder, acostumbrada a hacer su santa voluntad aunque sea a costa de vender al país. La cara de Sánchez fue, más que nunca, el espejo de su alma.

¿Qué harán ahora? Entre pillos y mentirosos anda el juego. En realidad, se han dado tiempo para seguir salvando escollos. Hay elecciones en Galicia. Las investigaciones judiciales por terrorismo y alta traición y la trama rusa les ha complicado el camino y ahora tienen un mes para solventarlo.

Sánchez tiene un problema serio. Ya le queda poco margen que entregar a Junts, por más filigranas que haga, para que Conde Pumpido pase por constitucional esta basura inmoral escrita por los delincuentes que es la Ley de Amnistía. Bruselas -llevamos meses contándolo en La Antorcha- no va a ignorar la injerencia de Rusia en Cataluña. Son palabras mayores para la Unión Europea.

Es cierto que Sánchez ya consiguió con la investidura el objetivo de seguir en Moncloa. El camino de la legislatura le da igual por tortuoso y humillante que sea. Es un tipo sin principios. Incluso en su cerebro enfermo, probablemente, le motiva más este camino tortuoso porque no tiene un proyecto para España, que le importa un pito, sino sólo un proyecto diario de supervivencia personal en el poder.

Cualquier presidente decente ya habría dimitido y convocado elecciones hace tiempo. No lo hará. Y si lo hace más adelante, en el segundo semestre del año, será porque cree que, como en el 23-J, gana tiempo para seguir en el poder eternamente mientras las convoca, se celebran, sigue en funciones, la investidura, los pactos, etc.

Y, si no, a prorrogar los presupuestos per saecula saeculorum y a tirar para adelante. ¡Qué más le dará a Sánchez la economía o los españoles! Su masa borrega de votantes va a seguirle en su huida hacia adelante, de forma suicida, como Thelma & Louise acelerando el coche camino del precipicio en la escena final de la película. Para esa masa borrega de izquierdas, antes morirse, incluso de hambre, que un gobierno del PP.

Mientras tanto, un diputado de ERC investigado por la Audiencia Nacional por terrorismo, ha salido por piernas a Suiza visto que la amnistía se encalla. Huyen como ratas. Se llama Rubén Wagensberg, que es un apellido muy catalán. De pura cepa. Dice que siente «ansiedad» por la investigación judicial. Si a mí me investigara por terrorismo la Audiencia Nacional estaría tranquilísimo consciente de que no he hecho nada. María Jesús Montero ha salido diciendo que pobrecito, que es verdad y estará estresado.

El problema de todos éstos es que se ven en la cárcel porque claro que hicieron lo que hicieron. Lo vimos todos. La cárcel, las condenas por sedición, el Tribunal Supremo, la Policía, la Guardia Civil… Eso fue lo que amansó a estas fieras insaciables del independentismo que van a sacarle ahora a Sánchez lo que haga falta. Pedirán hasta Gibraltar si es necesario. Y no descarten que ahora Sánchez se haga el patriota diciendo que no ha cedido ante el chantaje de Junts y haya gallegos que le crean el 18-F.

El Estado de Derecho está resistiendo. Los jueces están resistiendo. Ahora, el PP debe también resistir. Feijóo y Pons no pueden pactar nada con Sánchez y su Gobierno de mentirosos. Y mucho menos el Consejo General del Poder Judicial, último baluarte de nuestra democracia.

Con Sánchez y con el PSOE no se puede pactar nada. Nada es nada y, mucho menos, justo ahora, el CGPJ. Al PP de Feijóo ya le colaron el gol del Tribunal Constitucional y ahí están Conde Pumpido y su tropa. Si se la cuelan ahora con el Consejo será imperdonable. Debe resistir sin pactar nada con esta gentuza en la que es imposible confiar por más que esté Reynders delante, que ya los tiene calados. Sánchez y Bolaños engañarán a todos: a Pons, a Reynders, a Feijóo y a quien haga falta para asaltar el Poder Judicial a la venezolana.

Esperemos que en el PP no sean tan ingenuos y torpes como tantas veces.

Sánchez, en su laberinto… El primero, el mental. Porque su problema lo tiene en la cabeza. Que caiga por sí mismo.

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