España

El sindicato policial UFP cree que Sánchez «abre los puertos a las mafias» con el Aquarius

El sindicato Unión Federal de Policía (UFP) ha criticado que el Gobierno de Pedro Sánchez «abra los puertos a las mafias» con la recepción de los inmigrantes ilegales del barco Aquarius y ha recordado que no están dispuestos «a pagar los platos rotos» de nuevo, como ocurrió en 2001 con el Ejecutivo de José María Aznar y luego en 2005 con el de José Luis Rodríguez Zapatero con el efecto llamada.

Según este sindicato con representación en el Consejo de la Policía, con sus sendos procesos de regularización se produjo «un efecto llamada de inmigración irregular» a raíz de la llegada en 2001 de 600.000 ciudadanos procedentes de Ecuador y Colombia, principalmente, y en 2005 de más de un millón desde Rumanía y Bulgaria, además de Marruecos y Mauritania.

Aquellas decisiones obligaron al Gobierno a desplegar al ejército en las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla «ante las avalanchas masivas y continuadas de subsaharianos que no se frenaron», según UFP, «hasta que en octubre de 2005 la UE comenzó a pagar a Marruecos los fondos del Plan África». Según este sindicato, ahora «el mensaje que se envía a toda África es que ahora la única ruta es la española».

En este sentido, ha criticado al Ministerio del Interior que dirige Fernando Grande-Marlaska por el «marketing» que supone atender a los 629 inmigrantes del barco Aquarius, tras el rechazo de Italia, «mientras se abandona a su suerte a los 1.500 que han llegado a las costas andaluzas». «Sólo en Libia hay más de un millón de inmigrantes subsaharianos esperando y otros 50 millones en África juntando dinero para pagar a las mafias», señala UFP en un comunicado difundido desde su cuenta de Twitter.

Cuestiona a la UE

UFP cuestiona la política migratoria europea y considera comprensible la decisión de Italia de cerrar sus puertos. La inestabilidad en los países que abandonan los migrantes y el anuncio, además, de retirar las concertinas, convierte a España «en la única ruta posible de entrada a Europa, situación que pone a Marruecos en un brete», por ser el vecino del sur el país de tránsito para acceder al Viejo Continente.