Sanidad avala en un protocolo que los médicos trabajen sin mascarillas y con «guantes domésticos»
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El Ministerio de Sanidad avala en una guía de riesgos laborales el uso de guantes «domésticos» en el caso de personal de riesgo -especialmente referido al ámbito sanitario- y en situaciones en las que exista falta de material.
Así se recoge en el ‘Procedimiento de actuación para los servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2’, en el que se establecen los criterios para afrontar la pandemia en el ámbito laboral.
En un anexo, ‘Estrategias alternativas en situación de crisis’, se recogen «alternativas y posibles estrategias ante la escasez de equipos de protección individual (EPI) en situación de crisis». El Ministerio avisa de que estas alternativas «deben ser evaluadas antes de su aplicación excepcional». Se añade, además, que»la forma óptima de prevenir la transmisión es usar una combinación de todas las medidas preventivas, no sólo EPI».
«Este enfoque está destinado a usarse cuando los equipos de protección individual (EPI) son tan limitados que ya no es posible aplicar de forma rutinaria las recomendaciones existentes», explica Sanidad. El colectivo sanitario ha criticado la falta de material básico de protección para hacer frente a la pandemia.
En este contexto, Sanidad señala que si existe carencia de guantes de protección frente a microorganismos, podrán ser sustituidos por guantes de protección química, doble guantes de látex o vinilo o, incluso, «guante doméstico» en el caso de «tareas que no requieran gran destreza». Este material, se indica, se deberá «desechar» o someter a una «limpieza posterior exhaustiva para reusar».
En el caso en que falte ropa de protección frente a agentes biológicos, el departamento de Salvador Illa ve correcto reemplazarla por delantales químicos, monos desechables o, incluso, batas de plástico del sector de hostelería.
Uno de los materiales más críticos son las mascarillas de protección, cuya carencia ha quedado constatada en esta crisis.
En este punto, Sanidad valora el empleo de material en función de la distancia en que se encuentre el trabajador de la persona con síntomas de coronavirus.
Así, avala que, si la distancia es superior a dos metros, pueda permanecer sin mascarilla, aún cuando la persona sintomática tampoco la lleve puesta. Si la distancia es entre uno y dos metros, se podrá utilizar, dice el Ministerio, una mascarilla quirúrgica -que no evita el contagio de la persona que la porta- y, si la distancia es inferior a un metro, se utilizará mascarilla quirúrgica o de tipo FFP2, en el caso de que la persona no lleve mascarilla.
Sanidad, en un escenario crítico, ampara la reutilización de las mascarillas, más allá de su vida útil determinada por el fabricante, siempre y cuando se haya procedido a una «inspección visual» para comprobar que sus elementos no se hubiesen degradado.
Para su reutilización, dice, se debe someter durante media hora a una temperatura de 70º. En situaciones límite, Sanidad afirma que se debe «priorizar en las exposiciones de más riesgo», como la generación de aerosoles en el manejo del paciente.
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