España

Sánchez insiste en su último programa en una «alianza con fuerzas de izquierda que hayan madurado»

El ex secretario general y candidato a las primarias del PSOE, Pedro Sánchez, presentó este jueves su programa definitivo para hacer frente al de sus rivales, Susana Díaz y Patxi López, y de cara al 39 Congreso Federal donde la formación apostará por el debate de ideas para refundar el partido.

En él, vuelve a insistir en forjar una «alianza con formaciones de la izquierda que hayan madurado», lo que se interpretaría como una alusión velada a Podemos.

Sánchez, no obstante, se empeña en ‘maquillar’ en cierto modo esa cercanía a los de Iglesias. Y si en la anterior versión del programa hablaba de la «unidad de acción» con los sindicatos y con las fuerzas políticas de izquierda, para recuperar en España derechos perdidos y “progresar en justicia social”, en torno a una “Alianza de progreso”, ahora no lo menciona expresamente.

El candidato socialista lo sustituye por «desarrollar iniciativas de acción» con «sectores de la sociedad». El programa lo tienen que votar los ciudadanos, no otras formaciones. Ya tendrá tiempo para acercar posturas frente al enemigo común: Mariano Rajoy. Siempre por el bien de España.

El proyecto del candidato situado más a la izquierda ideológica de la formación cambia de eslogan durante esta última semana de campaña para reivindicar: «Aquí está la izquierda». Sin embargo, su programa se podría situar entre un plagio al flamante candidato (¿socialista?) francés que promete traer la regeneración al Elíseo, Emmanuel Macron, y las ideas que no le funcionaron a esa izquierda populista que no quiere mencionar.

La medida que desechó Podemos

La ‘operación maquillaje’ de Sánchez no se ha completado como debería dejando algunos desechos que la formación, que no se debe de nombrar (Podemos), eliminó en su segundo programa electoral como es la Renta Básica Universal. Una propuesta utópica que los chicos de morado pronto se dieron cuenta (tras las europeas) que sería irrealizable al no haber partidas suficientes para sufragar tanto dinero. Aunque pasado el tiempo la han vuelto a rescatar.

Sánchez aboga por una Renta Básica Universal que permita establecer unos ingresos mínimos procedentes del Estado. Así, habla de crear un «impuesto negativo de la renta», de manera que se pudieran compensar «puestos de trabajo que difícilmente tendrán una valoración de mercado».

Asimismo, deja entrever la necesidad de que el déficit público no sea de obligado cumplimiento. Considera que debe quedar sometido a los ciclos económicos y apostar por «política contra cíclicas y no pro cíclicas». lo que supondría un incremento del gasto público para «disparar» el efecto de los famosos multiplicadores fiscales.

El candidato se envuelve en el concepto de «plurinacionalidad», puesto de moda por la formación morada, para hacer suya la propuesta de una «España plurinacional». El equipo de Sánchez mantiene su apuesta por que la Constitución reconozca «el carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2» de la Constitución. Pero añade un nuevo punto en el documento ampliado que asegura que los constituyentes fueron conscientes de «la plurinacionalidad cultural de España».

Sánchez adereza su programa con más palabras de moda que la formación, que no debe de ser nombrada (Podemos), hace suyas. Así, dedica todo un apartada para «feminizar la política». «Las políticas feministas propuestas desde el socialismo deben ser, sin ambages, centrales en el proyecto, coloreándolo transversalmente, y no pueden ser abordadas como políticas sectoriales. No cabe pensar en un Partido Socialista que no se defina en el presente siglo como feminista», defiende en su programa.

Un plagio entre Le Pen y Macron

Sánchez no se olvida de su fortaleza: la militancia y advierte en su programa definitivo que cumplirá el ‘todo para el pueblo, pero con el pueblo’. A base de criticar el sistema del partido y, veladamente, el actual funcionamiento de la gestora socialista, Sánchez destina numerosos puntos a loar a su militancia al más puro estilo Le Pen.

La candidata del Frente Nacional acudió a todos los feudos obreros del norte de Francia para señalar que el problema es de los «patronos» y de las «empresas». Ella les empoderaría. En este caso, el mal de Sánchez se llama Mariano Rajoy y los ‘golpistas socialistas’ que ‘lo derrocaron’, según consideran los suyos. Que ya no se esconden y se dedican a llamar «mafiosa» a la gestora en pleno mitin de Sánchez. Por ello, en su programa recorta el período de vigencia que puede estar al frente una dirección interina, 90 días.

El documento destaca que el partido tiene que «hacer llegar la política a la ciudadanía. Sin embargo, el funcionamiento actual del PSOE presenta insuficiencias, habiéndose debilitado últimamente los vínculos con la ciudadanía, existiendo síntomas de desconexión con algunos de los sectores más dinámicos de la población».

Sánchez aprovecha el cabreo de la militancia tras la decisión de la gestora de permitir formar Gobierno a Mariano Rajoy «por responsabilidad» frente a la era de los populismos. El mismo ejemplo que sucedió en Francia al pedir el voto por Macron. Todos los candidatos, a excepción del de Podemos (Mèlenchon) pidieron votar a Macron frente a la extremista radical Le Pen. El candidato a las primarias del PSOE convirtió el discurso de la responsabilidad en un error garrafal que ha polarizado al partido hasta el día hoy. Dos discursos con dos programas opuestos. Eso sí, el de Sánchez revestido con las esencias frescas de quien acaba de ganar la presidencia de Francia.

«Nuestros valores: igualdad, libertad y solidaridad». ¿Les suena? Pues así comienza el programa definitivo que presenta Sánchez. «Por eso, más que intentar reformular los principios del socialismo, o reclamar giros inespecíficos hacia la izquierda o hacia el centro, hay que situar los principios socialistas en el frontispicio de la reflexión que ahora debemos hacer», señala el candidato en su documento.

Todo ello, sin ‘mojarse’ en ningún momento de la deriva ideológica que quiere llevar al partido que podría suponer según algunos expertos y también dirigentes históricos en el final de la formación como también está ocurriendo en Francia con el traspaso de Valls al partido de Macron y la salida de Hamon para crear otra corriente nueva. Los socialistas españoles saldrán de dudas en junio, cuando finalice el 39 Congreso.