Sánchez encarga a Bolaños la negociación con Junts: «Ya se ha reunido con Nogueras y con Turull»
El PSOE pone el pie en el acelerador. Pedro Sánchez no quiere ni oír hablar de ir a elecciones y está dispuesto a pagar el precio que sea necesario para lograr un acuerdo de investidura. Por ello ha elegido al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, para sentarse a escuchar las exigencias de Junts. Según ha podido saber en exclusiva OKDIARIO, el interlocutor socialista ya ha mantenido recientemente dos reuniones en Madrid con el equipo negociador del fugado Carles Puigdemont: una con Míriam Nogueras, cabeza de lista de Junts per Catalunya en las elecciones generales del 23J, y otra con el secretario general de JxCat, Jordi Turull, indultado por Sánchez tras ser condenado a 12 años de prisión por sedición y malversación.
El apoyo de los golpistas de Junts podría permitirle a Sánchez alcanzar la investidura en primera votación o en segunda si los siete diputados de Junts se abstienen, y para eso necesita convencer a Nogueras y Turull. Bolaños, rehabilitado por Sánchez tras el bochorno de la fiesta institucional del 2 de mayo, cuando intentó colarse sin invitación previa, «lleva días manteniendo contactos en Madrid con los independentistas», afirman las mismas fuentes. La generosidad del ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática en funciones está fuera de toda duda desde que les entregó la cabeza de la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, en el marco del espionaje con el programa Pegasus.
Bolaños no lo tiene fácil con Turull. Junts quiere poner el contador a cero y que la amnistía esté aprobada definitivamente por el Congreso antes de la investidura de Sánchez. Una negociación en igualdad de condiciones. No hablamos de un perdón gubernamental como los indultos sino de algo de mucho más calado: la supresión de antecedentes penales o el fin de las inhabilitaciones de los principales instigadores del golpe del 1-O. De momento, los independentistas ya han arrancado a Sánchez la exigencia del uso del catalán en el Congreso y el reconocimiento del idioma como lengua oficial de la Unión Europea (UE), entre otros.
Para Sánchez es un trágala más. Ha tenido que mandar a Bolaños a reunirse con Nogueras y Turull, pero al presidente en funciones no le duelen prendas en decir una cosa y hacer la contraria. Es ya marca de la casa del sanchismo, sólo que ahora reforzado tras los resultados del 23J. Tanto es así que pocos días antes de las elecciones generales, Sánchez dejó claro que la amnistía no estaba en sus planes. «¿Qué pedía el independentismo? ¿La amnistía es un indulto condicionado? Entiendo que estamos en campaña y tienen que decir estas cosas… Pero el independentismo pedía la amnistía, pedía un referéndum de autodeterminación y no ha habido amnistía y no habrá referéndum de autodeterminación», dijo ufano en La Sexta. Ahora dirá que cambió de opinión, que es el eufemismo que utiliza para ocultar sus mentiras.
Críticas de la vieja guardia socialista
El ex presidente del Gobierno Felipe González fue uno de los primeros en expresar públicamente su rechazo cuando en la COPE el pasado martes aseguró que en el marco de la Constitución no caben la amnistía ni la autodeterminación. En su opinión, si hay una amnistía eso supone reconocer que los dirigentes del procés hicieron lo correcto, que el «sistema represor» les culpó injustamente, que ellos fueron las víctimas y que, por tanto, pueden volver a hacerlo.
Mucho más duro y contundente ha sido el ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, que fue número 2 de González. Guerra pidió al PSOE no hacer una ley de amnistía por considerar que es «la condena de la Transición» y «una trampa» de los independentistas que, en su opinión, «no cabe» en la Constitución. «Yo no me resigno, no aguanto eso, no lo voy a soportar», llegó a decir.
Otros socialistas históricos han expresado recientemente su rechazo a la ley de amnistía, entre ellos el ex ministro Ramón Jáuregui, que señaló que, tal y como la interpreta él, no es constitucional y la calificó como «una legalización encubierta de actos contra el Estado que en todo el mundo están penados», además de «un reconocimiento de la unilateralidad». Por su parte, el ex ministro y ex secretario general del PSOE Joaquín Almunia ha comentado este mismo viernes que antes de hablar de una hipotética amnistía se debería reflexionar «si desde el punto de vista del interés general de la sociedad hay condiciones» para impulsarla. «Yo no lo veo» y «no hay condiciones para una amnistía» en este momento, ha dicho.
También ha rechazado abiertamente la ley de amnistía el ex líder del PSE Nicolás Redondo, para quien «acordar una amnistía con una persona que se ha fugado de España, pero no ha asistido a los juicios que le corresponden sólo por hacer un Gobierno, es dinamitar el sistema del 78».