España
Guerra en ucrania

Los refugiados ucranianos comienzan a dormir en las calles: «El Gobierno ya no ayuda con alojamiento»

La Fundación Madrina recibe varias llamadas semanales de familias ucranianas en situación de calle

Es una familia de cinco personas. Una entre tantas que, tras huir de la terrible guerra en Ucrania, ha tenido que quedarse a dormir en la calle. Al estallar la guerra, la solidaridad en toda Europa fue notable, pero ahora, al menos en España, estas familias de refugiados ucranianos, tan vulnerables, no están recibiendo ninguna ayuda donde poder dormir. Son familias que, en su mayoría, viene con niños pequeños. Una de las colaboradoras de la Fundación Madrina se encontró a una familia con dos niños de dos y cuatro años y una adolescente de 16 viviendo en la calle. Fue entonces, cuando la propia fundación les ofreció una de las residencias de acogida que tienen en el distrito residencial de Vallecas, en Madrid. Hasta allí se trasladó OKDIARIO para conocer la historia de la familia Fialkovskyi.

«No sé explicar con palabras lo que es huir de la guerra con tu familia» comenta Svitlana, madre de la familia. Al empeorar la situación de guerra en Ucrania, la familia decidió irse a Alemania, pero, el clima del país estaba afectando a la salud de sus tres hijos: «Para mí, ellos son lo primero y decidí que España sería el mejor sitio por el clima» argumenta la madre emocionada. Los refugiados ucranianos cuando llegan a España se dirigen a la ONG Accem, que es la institución principal encargada de dar cobijo a estas familias en situación de vulnerabilidad, pero el problema llegó cuando éstos les dijeron a la familia Fialkovskyi que tenían que esperar muchos días hasta que les consiguieran un hogar. «Nos quedamos sin saber a donde ir y entonces mucha gente al ver a tres niños en la calle se acercaban a preguntar que por qué estábamos allí» dice Svitlana.

Una de las personas que se acercaron fue una de las chicas que colabora con la Fundación Madrina e inmediatamente trasladó el problema a la dirección de dicha institución, Conrado Giménez. Les proporcionaron una casa de acogida donde recibieron a este periódico para realizar el reportaje. Ahora, un hotel, de forma privada, les proporciona también varias noches de hotel para que estos niños no tengan que dormir más en la calle. «Lo que no se ve, no se ama» dice Conrado, el presidente y fundador de Madrina. El 24 de febrero de 2022 comenzó el conflicto Rusia-Ucrania y fue inmensa la ola de solidaridad que aportaron todos los países Europeos, incluido España. Ahora la situación ha cambiado. «Nos gustaría que esta situación se resuelva pronto y que el gobierno y administración vuelva a dar las herramientas suficientes para estas familias» aporta Conrado a la entrevista.

«No es la única familia que recogemos de la calle, nos suelen llamar tres o cuatro a la semana» añade Anastasia Ivova, encargada de los ucranianos en la Fundación Madrina. «Nos llaman desde Valencia, Barcelona, Madrid… y no saben qué tienen que hacer, se sienten solos», explica Anastasia. Ella, que además hace de traductora, siente que la situación de los refugiados fue una moda: «Creo que lo están olvidando» refiriéndose al gobierno.

Svitlana, madre de la familia que se encontraba en situación de calle, se emociona mientras recuerda la guerra en su país y, mirando a sus hijos, dice: «Es muy duro».

Nueva ola de refugiados

En las últimas semanas, según comentó esta fundación a OKDIARIO, se percibe una nueva oleada de refugiados ucranianos que huyen de la guerra hacia Europa, incluyendo España, o bien otras partes de Europa como Alemania y Polonia. «El primer año Polonia se involucró mucho en estos refugiados, pero ahora entorpecen y retrasan estos procesos», explica el director de la Fundación Madrina.

Muchos refugiados ucranianos están llegando a España, buscando un lugar seguro donde rehacer sus vidas. Sin embargo, las instituciones estatales designadas para su acogida no están cumpliendo con su cometido, según explican los propios afectados.

Las familias con muchos menores a cargo, se encuentran con una falta de recursos, derivaciones a entidades como la Fundación Madrina, y una ausencia de apoyo básico como comida, transporte o la esperanza de una pronta acogida.

Las principales razones de esta nueva ola de desplazamientos se deben a la intensificación de los combates en el este de Ucrania. Las fuerzas rusas han acrecentado sus ataques en las regiones de Donetsk y Luhansk, lo que ha provocado un nuevo éxodo de civiles.

Por otra parte, se aprecia un deterioro del mantenimiento de la situación humanitaria en toda Europa, donde las autoridades empiezan a decir a las familias de refugiados que deben volver a su país, ya que la ayuda se termina. Pero actualmente hay otro factor importante a tener en cuenta, es el miedo, existe temor a una escalada del conflicto. Muchos ucranianos temen que la guerra se extienda a otras partes del país.