Puigdemont disfruta de una oficina a cargo del presupuesto gracias al PSC, además de coche y secretaria
El voto en contra del PSC —unido al de Junts pel Sí— impidió que saliese adelante una enmienda de Ciudadanos a los Presupuestos catalanes que pedía, entre otras cosas, suprimir la denominada ‘Oficina del ex president’, uno de los privilegios de los que disfrutan los exjefes del gobierno autonómico. El partido naranja instaba a que la partida presupuestaria habilitada para este concepto se destinase a políticas sociales.
«Pocos catalanes entienden que les estemos pagando las oficinas», reprochó entonces la representante de Ciudadanos, Noemí de la Calle.
Ese voto permitirá, en consecuencia, que Carles Puigdemont pueda acceder a los privilegios que le concede la ley del ‘Estatuto de los ex presidentes de la Generalitat’, de 2003, en la que se recoge que, «a partir del momento de su cese», los jefes autonómicos disfrutarán «la consideración, la atención y el apoyo correspondiente a quien ha ocupado este cargo». Y, entre otros, una oficina cuyos gastos de mantenimiento, alquiler y «atenciones de carácter social» van a cargo de las arcas públicas.
Además, los presidentes catalanes disponen de tres empleados a su servicio «con dedicación especial» —cuyo nombramiento corresponde al propio ex presidente— un coche con chófer «proporcionado por el Departamento de la Presidencia de la Generalitat» y los servicios de seguridad «necesarios para el desarrollo de sus funciones».
Ciudadanos pedía que, al menos, se destinase el dinero previsto para el alquiler de esa oficina —ubicadas en las mejores zonas de Barcelona— y para gastos de suministro, cuya partida, según los últimos Presupuestos, es de 180.000 euros. Esa estimación presupuestaria iría destinada a las oficinas de Pasqual Maragall (PSC), José Montilla (PSC) y Artur Mas (PDeCAT), los únicos que, cuando las cuentas se aprobaron, tenían acceso a esos privilegios.
La condena no es suficiente para retirar privilegios
El Estatuto de los ex presidents fue reformado en 2015, en pleno escándalo por el ‘caso Pujol’, al apreciar que «la ley (de 2003) no consideraba la posibilidad de revocación de los derechos y el estatuto de los ex presidentes» y que «no puede obviarse la posibilidad de que se den a conocer hechos relativos a alguna de las personas que han ostentado el cargo, acaecidos antes, durante o después de su mandato, que merezcan condena y que la hagan indigna de seguir disfrutando de las consideraciones que la ley le otorga».
Sin embargo, los criterios para retirar las atribuciones son complejos, ya que exigen de un acuerdo del Pleno del Parlamento, adoptado por mayoría de dos terceras partes de sus miembros, «si considera que ya no concurren las condiciones de honorabilidad necesarias en la persona de un ex presidente o ex presidenta de la Generalidad, por razón de hechos conocidos o que puedan constatarse, o en caso de condena penal firme contra la persona de un ex presidente o ex presidenta de la Generalidad». El Parlament acordó retirar a Pujol sus privilegios, pero no así a Artur Mas, pese a haber sido condenado a dos años de inhabilitación por desobediencia por el 9-N.
Eso permitirá, por ejemplo, que Puigdemont pueda disfrutar no solo de su oficina, chófer y trabajadores a su servicio, sino de una asignación correspondiente al 80 por ciento de su asignación mensual durante cuatro años. Además, al llegar a la edad de jubilación, tendrá derecho —siempre si el Parlament no determina lo contrario— a percibir una pensión vitalicia consistente en una asignación mensual igual al 60 % de su retribución mensual.
Dinero público para decorar las oficinas
Las cuantías de los gastos de la oficina de los ex presidents no son menores. Además de los gastos fijos —como el alquiler— se dispone de toda una serie de partidas destinadas a su funcionamiento, en las que se incluyen, incluso, ‘ornamentos’ y decoración.
Según las Memorias de Actividades del Ex presidente, que están obligados a facilitar al Parlament —y a las que ha accedido OKDIARIO— los gastos, en el caso de Montilla, ascendieron el año pasado a 32.337 euros. Entre ellos, 22.403 para manutención, viajes o alojamientos de sus escoltas, 1.237 para gastos de representación, 1.414 para suministros, 66 en gastos de oficina, 2.079 en aparcamientos, 2.622 para ‘ornamentos’, 2.167 para suscripción a prensa, 145 en desplazamientos y 182 para una partida denominada ‘web’.
Mas gastó 41.723 euros, de los cuales 29.881 fueron destinados a seguridad, 7.710 a viajes, 3.309 a gastos protocolarios, 531 a ‘equipamiento de oficina’ y 290 a otros conceptos, como desplazamientos o ‘manutención del personal de la oficina’.
Por su parte, la oficina del ex president Maragall declaró gastos por 35.420 euros, de los cuales, 2.150 se destinaron a ‘mantenimiento web’, 344 a ‘archivo y documentación’ , 170 a transporte y 32.240 a escoltas.
Todos ellos disfrutan de sus despachos en las zonas de más prestigio de la ciudad. Maragall en la calle Brusi, Montilla, en la Avenida Diagonal y Mas, en pleno Paseo de Gracia.
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